La ruta que va de la oficina diminuta de Adriana Hinojosa hasta la sala 28 del tribunal es corta, pero ella mantiene un paso rápido.
“¡Hola. Buenos días!”, repite mientras saluda ante los rostros familiares de defensores públicos, fiscales y otros que están en los vestíbulos y se esparcen en la rotonda del Palacio de Justicia del condado de Douglas.
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Como una de apenas 21 intérpretes judiciales certificados en un idioma extranjero del estado y con un trabajo que se ha duplicado en la última década, Hinojosa no puede darse el lujo de demorarse.
Las autoridades judiciales dicen más o menos lo mismo mientras resuelven dilemas derivados de la rápida diversificación de la población, que tiene derecho constitucional a recibir –sin importar el idioma que hable– acceso igualitario y el debido proceso en las cortes estatales.
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Todos los estados del país están enfrentando problemas de escasez de intérpretes judiciales, comentan quienes trabajan para resolverlos.
Esos desafíos pueden haber crecido más rápidamente en estados como Nebraska, cuyas poblaciones eran más bien homogéneas hasta hace poco y en loso que no abundan los intérpretes calificados.
Es algo que apareció de pronto y los tomó por sorpresa, afirmó Wanda Romberger, directora de servicios de interpretación judicial en el Centro Nacional para Tribunales Estatales, con sede en Virginia.
Una asociación multiestatal fundada en 1995 para lidiar con asuntos de certificación de intérpretes puede dar testimonio acerca de la creciente demanda. El esfuerzo empezó en 1995 con cuatro estados y el enfoque estaba en el español. En la actualidad participan 40 estados y la asociación maneja pruebas en 16 idiomas y es presionada para diversificarse aún más.
Intérpretes certificados
Se estima que en todo Estados Unidos hay unos 2.500 intérpretes judiciales certificados y que solo 500 trabajan en idiomas que no son el español, afirmó Isabel Framer, presidenta de la Asociación Nacional de Intérpretes y Traductores Judiciales.
El continuo uso de intérpretes sin certificación es problemático, agregó. Los traductores que no han sido certificados pueden no tener los conocimientos necesarios para trabajar en una corte.
Más del 60% de la interpretación judicial en Nebraska estuvo a cargo de personas sin certificación en el 2007, según datos del Tribunal Supremo de Nebraska.
En años recientes muchos estados del centro-norte de Estados Unidos han visto un alza en la llegada de inmigrantes procedentes de México, América Central, Somalia y otros países que buscan trabajo en plantas procesadoras de carne.
Nebraska, por ejemplo, ha registrado un aumento fuerte de población hispana y de otros inmigrantes desde la década del noventa. Además del español, está creciendo la demanda de intérpretes que hablan idiomas africanos, árabe, coreano y otros.
Las autoridades judiciales dicen que es difícil pasar el examen de certificación. No hay una cifra promedio de pruebas que hay que tomar antes de pasar, pero los candidatos rara vez aprueban con la primera prueba, afirmó Sheryl Connolly, quien coordina intérpretes y la prueba semestral del estado.
Al intérprete certificado Raúl Escobar le tomó cuatro pruebas antes de pasar.
Pero Escobar lució tranquilo con una traducción simultánea en un día reciente, en una sala de tribunal del condado de Lancaster, cuando acompañó a Jaime Escobar, quien había sido acusado de una infracción de tránsito.
Escobar, un inmigrante guatemalteco de 22 años, dice que fue una experiencia difícil ser detenido por un policía que no hablaba mucho español y luego comparecer en un tribunal donde todos los demás hablan un idioma que él aún nolo comprende.
“Es la experiencia más humillante por la que usted podría pasar”, explicó Escobar a través de su traductor.