El ex presidente murió a las 16:30 de un paro cardiaco. Su familia lo acompañaba.
Todas las tardes, desde que regresó de Tampa (Florida) el pasado 7 de diciembre, León Febres-Cordero acostumbraba a sentarse en una silla junto a su cama de enfermo. Era algo así como un ritual para alejar a la muerte, según decía a sus familiares y amigos.
A las 16:00 de ayer lo hizo nuevamente, pero al poco rato manifestó que se sentía mal. Le faltaba el aire. Y perdió la conciencia.
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Media hora después falleció de un paro cardiaco. Lo acompañaban su esposa, Cruz María Massuh, sus hijas María Auxiliadora, María Eugenia, María Fernanda y Liliana, sus nietos y sus amigos, el alcalde Jaime Nebot y el jurista Carlos Pareja.
LFC padecía un cáncer pulmonar que le estaba apurando la vida. Sus órganos funcionaban al 30%; según médicos cercanos a la familia, consumía nueve litros de oxígeno por minuto. Había tenido una noche dolorosa y agitada, al igual que toda la semana anterior, desde su regreso de Tampa.
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Cerca de las 17:00, las calles contiguas a la clínica Guayaquil fueron cerradas por patrulleros de la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG) que impedían el paso a los vehículos; sus simpatizantes empezaron a llegar con carteles y pancartas en los que exaltaban la figura de LFC.
Frente al centro médico, listones negros enlutaron el celeste y blanco de la bandera guayaquileña colgada en los balcones de familias vecinas.
La noticia fue confirmada a los presentes instalados fuera de la clínica por el vicealcalde Luis Chiriboga: “Me llamaron para darme la noticia de que había muerto. Vine corriendo, él fue un amigo de tantos años”, refirió el funcionario, quien se reconcilió con el ex diputado apenas unas semanas antes, luego de distanciarse por discrepancias personales.
Susana Calle, una militante del PSC, fue sorprendida por el anuncio cuando llegaba al lugar con carteles para participar de la vigilia por la salud que se realizaba todos los días a las 17:30. Del ex mandatario dijo que había sido “su líder” y benefactor de la parroquia Febres-Cordero (al suroeste de Guayaquil).
Llorando, Calle reescribió su pedido al Sagrado Corazón de Jesús: ya no rogó por su salud sino por la paz para su alma.
A esa hora, los gritos se multiplicaban: “León es guayaco”, “León no se ahueva, carajo”. Algunos cantaban el jingle de su campaña presidencial de 1984.
En las rejas del parqueo del hospital, la familia mandó a colocar un cartel en el que anunciaba que el cuerpo saldría a las 20:00 hacia la Catedral.
Pasadas las 17:15, la familia de LFC recibió una llamada de la Presidencia de la República, mediante la cual informaron que el mandatario Rafael Correa asistiría a las honras de Febres-Cordero antes de viajar a Brasil; esto no ocurrió.
Los familiares y amigos del ex alcalde de la ciudad entraban y salían de la clínica. Acongojados, hablaban brevemente con los periodistas.
El prefecto Nicolás Lapentti; el ex ministro de Finanzas del régimen de Febres-Cordero, Francisco Swett; y el ex diputado Alfonso Harb, coincidieron en que este luchó hasta el último momento de su vida. “Fue un honor haber trabajado con él”, señalaron ellos, y destacaron su trayectoria política que lo convirtió en el político más influyente de los últimos 30 años de democracia.
Cuando la carroza fúnebre se estacionó frente a la clínica, a las 18:05, la gente pidió llevar en hombros el féretro con el cuerpo del ex alcalde de Guayaquil. “Queremos llevarlo en hombros”, decían mientras intentaban impedir el ingreso del vehículo que llevaba el féretro al interior de la clínica.
Un simpatizante anunció que los presentes formarían una comisión para pedir a la familia que les permitiesen cargar el ataúd. Cuando llegaron las escoltas militares, la gente insultó a los uniformados diciendo que eran como “Judas” y que no podían llevar el cuerpo de un hombre respetable.
La comitiva salió de la clínica a las 20:20. La familia autorizó que los simpatizantes llevaran el féretro -cubierto con el tricolor patrio- en hombros.
Delante de estos caminaban los nietos y el yerno de LFC, Miguel Orellana.
Durante el trayecto, que cubrió las calles Córdova, Nueve de Octubre y Chimborazo, la gente gritaba: “León no ha muerto” y “Viva León”. Con sus celulares, los curiosos tomaban fotos de la caravana.
Al llegar a la Catedral, el féretro pasó a los hombros de sus nietos y su equipo de seguridad. Ellos lo llevaron hasta el centro del templo donde le rindieron el último homenaje.
Se comentó
Javier Ponce
MINISTRO DE DEFENSA
“Hay que reconocer que se jugó en la política toda su vida, eso es valioso más allá de desacuerdos y de haberse rodeado de personajes que no estaban a su altura”.
Aminta Buenaño
VICEPDTA. DEL ‘CONGRESILLO’
“Ha muerto un alcalde histórico de Guayaquil”.
Nicolás Lapentti
PREFECTO DEL GUAYAS
“LFC se reunió con la gente del partido hace tres meses. Siempre estuvo pendiente de ver cómo hacer que siga marchando”.
Bolívar Cevallos
PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE AGRICULTURA
“Es una persona que cumplió con lo que se propuso”.
Alexis Ponce
ASAMBLEA DE DERECHOS HUMANOS
“En unos 20 o 30 años se dirá que fue un violador de DD.HH. que convirtió al Ecuador en la primera democracia autoritaria de la región”.
Pedro Restrepo
PADRE DE DESAPARECIDOS
“Hasta ahora no sé qué pasó con mis hijos, hay que decirlo, el responsable directo de su desaparición es Febres-Cordero”.