Sin ser una estudiosa del socialismo en Cuba, la sexóloga dice que el mayor legado de ese modelo para las naciones latinoamericanas que buscan la libertad es la  defensa de la soberanía ante cualquier presión.

A Mariela Castro Espín le encanta hablar de sexualidad, pero medio halla un atajo se adentra en el sendero del socialismo. Le brillan los ojos al tratar ese tema, del que dice no ser una estudiosa. Esta semana vino por tercera vez al Ecuador y, en Guayaquil (a la que visita por primera vez), participó del III Encuentro internacional sobre educación sexual, en el que expresó su postura a favor del aborto como un derecho de la mujer y la unión de hecho entre personas del mismo sexo. En una entrevista con este Diario recomienda que cada país adapte el socialismo a su manera. Dice que nada está establecido. Piensa que el presidente ecuatoriano Rafael Correa tiene una buena oportunidad de lograr cambios.

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Usted llega a un Ecuador que tiene, según sus propios actores, un sistema político diferente: el socialismo del siglo XXI. ¿Cómo lo ve?
Me parece un momento muy interesante, pero no me he informado suficientemente para hacerme una opinión. De las cosas que he estado observando me entusiasma. Me gusta que América Latina esté despertando nuevamente, buscando caminos de libertad sin tener encima la bota de los norteamericanos. Cada país está haciendo su propio proyecto.

¿Cree que no había libertad?
En América Latina no, categóricamente no. América Latina ha estado totalmente subordinada al dominio norteamericano. Yo pienso que el socialismo es una buena posibilidad y veo que algunos líderes están optando por ella. No creo que ninguna experiencia se parezca a otra, cada uno tiene que ir aprendiendo en este experimento socioeconómico histórico. Pienso que la experiencia cubana nos ha enseñado qué se debe repetir y qué no.

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¿Qué no se debe repetir de la experiencia cubana?
Yo no soy una voz autorizada para decir eso...  Pero una cosa que sí ha demostrado Cuba y que le debe servir al mundo de ejemplo  es que no se puede ceder en las conquistas sociales, en la soberanía ante cualquier tipo de circunstancias, chantaje, presión; aunque te lleven al extremo, como nos han llevado a nosotros con el bloqueo.

El bloqueo ha sido largo.
Cincuenta años de bloqueo económico, financiero y comercial del gobierno de Estados Unidos con Cuba, para que nos cansemos  y desistamos del proyecto socialista y volvamos a ser subordinados. Pero  ante las situaciones más difíciles  hay que  buscar la unión entre nuestros pueblos...

Pero con el mismo socialismo ahora estamos viendo que cada quien quiere ser jefe; Chávez desea ser uno de ellos. ¿Cómo hallar unidad?
Hay puntos en los que podemos hallar unidad y otros en los que no necesariamente. El objetivo es garantizar la soberanía de los  países, que  las transaccionales extranjeras no sigan robando nuestras riquezas y dejando a los estados desarmados.

Veo una búsqueda de alternativas; algo que ya surgió en los años sesenta y fue frustrado por las dictaduras militares financiadas por el gobierno norteamericano y la CIA, y hubo muchos mártires en el continente. Tenemos un panteón muy reciente.
 
¿Es el momento indicado para el socialismo a propósito de la crisis mundial, con Estados Unidos en proceso de recesión que no tendría tiempo para ocuparse del patio trasero, como algunos dicen de América Latina?
Este es un momento bastante oportuno. Siempre ha habido momentos oportunos, pero no se han dado las condiciones.

Pero ahora cada presidente quiere brillar y no hacen un bloque socialista sólido...
Es muy difícil hacer un bloque socialista con metas concretas,  pero en la búsqueda que cada  líder latinoamericano está haciendo hay puntos en común, como por ejemplo la lucha contra el imperialismo norteamericano, es un punto trascendental  incluso de Bolívar y San Martín. Ahora, la peculiaridad de cada país es compleja; cada uno  tiene una expresión de la lucha de clases peculiar. Realmente homogéneo, homogéneo no se puede hacer. Pero aunque no todos están unidos en el socialismo,  han buscado iniciativas que los fortalezca como región.

¿Veo que por eso   le brillan los ojos?
Me encanta. Yo sé que es duro,  que trae malestares y contradicciones; la lucha de clases es complejísima y a veces lleva a momentos muy duros de divisiones entre las familias, y en Cuba hemos vivido eso. Me encantaría que esos cambios no sean dolorosos, pero los cambios traen sufrimientos.

Dejamos de estar sometidos a Estados Unidos, pero nos queremos cobijar en grandes como Irán, China, Rusia.
Se pueden ir estableciendo relaciones económicas y comerciales justas. No se debe subordinar a ninguno. Creo que lo que se está buscando son intercambios justos entre países, como Venezuela ayuda con buenos precios a los países latinoamericanos. En una época, Cuba, pobre y bloqueada, mantuvo esos vínculos de solidaridad tan fuertes como Estado.

Su padre está revolucionando con reformas el manejo de Fidel Castro, ¿es una especie de irse al capitalismo?
No creo que estemos yendo al capitalismo. El socialismo no se puede ir de la noche a la mañana. Todo esto es un proceso de tránsito donde se van descubriendo posibilidades. Ahí están elementos que no se deben repetir. Cuando se intenta hacer las cosas rápidamente se cometen más errores y se niegan experiencias anteriores  positivas y valiosas, aprendizajes históricos de oficios.

Si la revolución cubana se hubiera dado ahora, ¿no se habrían ido a esos extremos?
En algunas cosas sí y en otras no. La revolución cubana se radicalizó por presión norteamericana. En momentos en que ellos nos ponían las cosas difíciles íbamos radicalizándonos, no nos quedaba otra cosa.

¿Fue una bendición que Venezuela se fuera por el lado socialista de Chávez?
No sé si lo que está haciendo Chávez es socialismo o no. Yo creo que Chávez está tratando de hacer lo mejor para su pueblo de manera justa. Cada uno de los líderes latinoamericanos está dando lo mejor a su manera.

¿Hay que hablar entonces de nacionalismo?
Eso no. Mejor hablar de antiimperialismo, porque garantiza la soberanía de los pueblos, la capacidad de ser solidarios entre nosotros, la de garantizar justicia social y equidad.  El antiimperialismo es evitar que nos sigan doblegando.

¿Acabando con los ricos, con quienes tienen muchas propiedades?
Los que han tenido grandes propiedades van a tener que ceder un poquito. No sé si en un futuro tendrán que ceder mucho más, pero para garantizar justicia social de alguna manera hay que ceder desde el principio elemental cristiano.

¿Deben hacerse  la idea  de que tienen que irse desprendiendo de algo?
Hay que hacerlo, porque además no es suyo lo que tienen porque ellos se apropiaron de todas esas cosas que eran de las poblaciones originarias.

¿Pero eso no es ir contra la libertad?
No. Es como en los países ricos  que hablan de establecer controles fiscales, de los que tanto se queja  la gente. Es un poco establecer las reglas de convivencia social, las normas de que hasta aquí llegaste y no puedes seguir enriqueciéndote  a costa de los otros.

¿Por  eso es necesario tiempo; que se prolongue  el poder más de una década?
El tiempo es fundamental, la estabilidad de un gobierno es lo que permite hacer eso, pero ya no sé hasta qué medida se acepte o no en cada país. En Cuba no querían que salga su líder, pero   en otros no sé.

Perfil
Mariela Castro Espín
LUGAR Y  FECHA de NACIMIENTO
La Habana, Cuba; nació el 27 de julio de 1962.
FAMILIA
Es hija de Raúl Castro (presidente de Cuba) y de Vilma Espín. Casada y madre de tres hijos.
TÍTULOS
Educadora de círculos infantiles; Licenciada  en psicopedagogía; máster en sexología del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba, entre otras maestrías.
LIBROS
La sexualidad en Cuba; ¿Qué nos pasa en la pubertad?