En el Día de la Raza, el campesino costeño exhibe su valentía, audacia y el donaire de sus mujeres.

Al grito de “arajo, aja, jo”, un grupo de vaqueros dirige a una treintena de vacas hasta el corral. Las palabras o monosílabos, que para el afuereño no tienen sentido, consiguen que las reses entren a un cercado.

Al terminar la faena, Henry Campos Suárez, de 38 años, uno de los vaqueros, desmonta de su caballo de raza árabe. El vaquero busca uno de los cepillos que se usan para lavar ropa y empieza a arreglar la crin del corcel, luego corta unos centímetros del pelo del rabo, le saca la montura y con un golpe en el lomo, que para él es una caricia, lo envía al corral.

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“Al caballo hay que tratarlo bien, es un animal inteligente que solo  le falta hablar”, dice Campos, para quien el equino es más que su principal herramienta de trabajo; su dominio sobre el animal le ha dado reconocimiento y el orgullo de ser el mejor jinete del rodeo de su natal General Vernaza, parroquia de Salitre.

Cuando no demuestra su destreza y arrojo sobre el caballo, la vida de Campos transcurre en una hacienda cercana al cantón Bucay, entre el lodo y las heces del corral, las vacas que ordeña con el alba y el olor del pasto o de los árboles del entorno.

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De baja estatura y siempre con un revólver Magnum 3.57 en el cinto, Henry Campos es lo que se conoce como montubio o campesino de la Costa.

Este grupo humano, a quienes algunos historiadores clasifican como etnia, son identificados como personas dicharacheras, hospitalarias, trabajadoras y solidarias.

A través de los años el montubio aprendió a sobrevivir entre la falta de servicios básicos, infraestructura y oportunidades. Subsiste con lo que le da la naturaleza a través de la agricultura, la pesca y la caza.

“Aquí uno no se muere de hambre, si no hay cosecha vas a pescar al río, o por último, te comes un huevo frito o una de las gallinas que crías”, dice  Fernando Alvarado, quien cultiva arroz, y que junto a su casa tiene gallinas, patos y cerdos, al igual que la mayoría de sus vecinos.

En este entorno la mujer montubia tiene un sitial importante. “Aunque la mayoría está dedicada a quehaceres del hogar, hay quienes asumen responsabilidades como manejar negocios como piladoras y haciendas, señala Julio Alfaro, alcalde de Salitre, población a la que se denomina “Capital montubia del Ecuador”.

En las últimas décadas la moda y la tecnología no han sido ajenas a estas personas; se han adaptado a cambios, pero mantienen viejas costumbres.

Historiadores e investigadores reconocen que el montubio mantiene su propio léxico.

Suele usar ropa de moda, pero admite estar más cómodo sin zapatos.
En su cinto llevan los últimos modelos de teléfonos celulares, pero muchos lucen también un revólver o una pistola.

Utilizan relojes, pero se despiertan con el canto del gallo.

“La principal característica del montubio es su palabra, lo que dice vale más que una firma”, asegura Wicho León, uno de los animadores del rodeo.

Sin embargo, hay calificativos negativos que este grupo rechaza, como la acepción que da la Real Academia de la Lengua a la palabra montubio: “Montaraz, grosera”.

Luis Alvarado, quien lideró la creación en el 2001 del Codepmoc (Consejo de Desarrollo del Pueblo Montubio de la Costa ecuatoriana y zonas tropicales de la región Litoral), dice que esta organización “ha luchado para que el montubio deje de ser borracho y entienda que no puede seguir siendo mendigo ni que el Estado resuelva todos sus problemas”.

Sin embargo, admite que por el olvido de las autoridades y la falta de organización, apenas el 20% recibe los beneficios de la entidad, especialmente en proyectos productivos y asistencia técnica.

El rodeo
El 12 de octubre es una fecha especial para los montubios. Este día se realiza el rodeo, una especie de competencia entre los jinetes para demostrar quién es el más diestro, el más audaz a la hora de montar o dominar un caballo chúcaro.

“Se escogió esta fecha, que coincide con el Día de la Raza, para que conozcan quién es el hombre del campo, su valentía, su audacia, y que admiren la belleza de la mujer montubia”, refiere Ramón Jiménez, organizador del rodeo en General Vernaza.

“El rodeo es un deporte y una pasión que tenemos todos los montubios, especialmente los que somos vaqueros. Allí demostramos la destreza y habilidad de un trabajo que se hace a diario”, dice Campos.

El Alcalde de Salitre compara  este evento con un torneo deportivo. “La belleza de la mujer montubia que hace de madrina, las haciendas que cuentan con sus propios hinchas y un jurado que califica la actuación de los jinetes”.

“En esta fiesta campesina, más que aplausos hay disparos para festejar una buena actuación del jinete y el Día la Raza”, indica Jiménez.

Los Ríos
En los cantones Mocache, Vinces, Buena Fe y Babahoyo se realizan hoy rodeos montubios desde las 11:00. Los eventos incluyen, además de los jinetes, mariachis, payasos y amorfinos. Las entradas tienen un costo promedio de $ 3 para adultos y $ 2 los niños.

Guayas
En tres sitios del cantón Salitre se desarrollan hoy rodeos: en la denominada T, organizado por la Asociación de Ganaderos; en la cabecera cantonal, que está a cargo del Municipio y los ganaderos de la localidad, y en la parroquia General Vernaza, que es una iniciativa privada.