La telenovela, que goza de un buen nivel actoral y destacado manejo de recursos, ha descuidado un poco su tema medular.

Desde sus inicios la telenovela El Secreto de Toño Palomino ha dado muestras de avances técnicos y novedades en relación a las anteriores producciones nacionales del género. La he seguido con atención y la pregunta que me hice desde su primer capítulo se mantiene sin respuesta: ¿Somos conscientes del imaginario que estamos reproduciendo al reírnos de los gays en esta telenovela?

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Cierto es que los gays ya tenían desde antes ganados sus espacios en la TV ecuatoriana; pero aún así eran lugares periféricos, quizá poco trascendentales, en programas de farándula, cocina, humor, secciones de maquillaje o de peluquería. Pero salvo la excepción  de Óscar Ugarte, ¿cuántos gays declarados públicamente manejan o dirigen espacios de opinión, análisis o noticias en el país?

Aun cuando parezca obsoleto decirlo, la permanencia de la transmisión de ideologías por parte de los medios de comunicación y más aún de la televisión, es algo ineludible pero inconsciente. En la TV nacional ser gay es sinónimo de burla, y El Secreto de Toño Palomino lo reproduce. Estamos ante un producto que maneja muy buena escenografía, bastante aplaudible nivel actoral y destacado manejo de recursos, pero su tema medular se ha descuidado un poco.

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El personaje de Toño sabe que un gay no es socialmente aceptado, por eso lo oculta de sus seres más cercanos. Todo es parte de una actuación y el “hacerse pasar por” implica demostrar que su recopilación de amaneramientos que tradicionalmente se asocian a un gay necesitan ser exagerados y explotados al máximo para provocar solo risas, porque hasta ahora, no se siente el drama de Palomino por tener que pasar por gay. Los conflictos del personaje en este punto se resuelven de manera suave y hasta jocosa, cuando se plantea la confusión en su conciencia.

Cierto es que a diferencia de El Cholito, Toño Palomino no reproduce mayores niveles en cuanto a estereotipos. Han buscado cierta originalidad y creo que la han logrado.  El recurso de la improvisación al insertar en la panadería a clientes extraídos de la farándula local como cantantes, actores y hasta futbolistas, es un hecho que aplaudo; consigue sacar el desarrollo de la novela a otros espacios que buscan entretenimiento del  público y generan comentarios positivos; pese a ello siguen observándose como entes aislados que no se enlazan con la historia y que sin lugar a dudas en más de algún televidente pueden provocar confusión.  Se nota por demás carisma, coherencia y preparación de parte de los actores.

Pese a ello su guión ya huele a alargue. Cada capítulo se extiende en un ir y venir innecesario de la trama. Buscar mantener la atracción es un recurso que peca de ser arma de doble filo, el desinterés puede estar a la vuelta de los comerciales.   ¿Qué postura tomar frente a este producto híbrido, que tiene muy poco de drama, muchísimo de comedia, cada vez más de show musical y atisbos de teleserie juvenil?  Es probable que el programa no nos termine decepcionando pero habría que pensar qué es lo que está construyendo en la vía a su final.

Si de  rating  se trata todo en la televisión, la responsabilidad no puede excluirse cuando en Quito sigue pasándose esta novela en horario familiar (19:30). No quiero decir que el hecho de que se muestre  una historia con efectos de frases de doble sentido y gags cómicos alusivos a la opción de vida  gay ,  sea poco ético o amoral por decir lo menos; lo que intento explicar es que lo poco ético y amoral es mostrar lo gay solo como objeto de burla y mofa; y como el recurso básico, central y único de un producto nacional, que busca la risa y la diversión del público. Si en El Cholito el personaje principal representaba ese deseo de superación social y personal, ese buscar el ascenso económico para ser aceptado entre los otros, me pregunto ¿qué representará Toño Palomino? Habría que esperar la respuesta clara  de algún movimiento gay para saber si se siente representado.

TELENOVELA

Buen actor
El recurso de la improvisación del que Martín Calle hace uso, lo erige como un actor coherente, cabal y a la altura de su personaje.

Química
Se observa una buena química entre el elenco, sobre todo entre Martín Calle y Carolina Jaume. Parecen divertirse haciendo cada escena.

Edición
El manejo de las escenografías  y las tomas de la ciudad son los recursos más cuidados en El Secreto de Toño Palomino.

Rating
Andrea González, productora de la telenovela, afirma que la novela mantiene entre 30 y 31 puntos de rating en Guayaquil, con picos de hasta 35 puntos.

Horario
Según González, en Quito la telenovela se pasa a las 19:30 por la necesidad de subir el nivel de rating en determinado horario.

Adaptación
El Secreto de Toño Palomino es una adaptación de la producción  argentina Los Secretos de papá, pero con ingredientes nacionales.