Desequilibrado dijo que estaba cansado de la vida y aseguró que quería matar gente.
Un japonés embistió ayer con un camión a varias personas y luego las apuñaló mientras lanzaba gritos en un ataque a plena luz del día en el centro de Tokio, que dejó al menos siete muertos y diez heridos.
La policía no pudo decir inicialmente si las víctimas murieron tras ser arrolladas por el camión, o por las puñaladas.
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La matanza, hecho extremadamente raro en Tokio, ciudad famosa por su seguridad, fue cometida a la hora del almuerzo en el distrito de Akihabara.
La policía detuvo en el lugar como sospechoso a Tomohiro Kato, de 25 años, quien dijo que vino a Akihabara a matar personas. “Aseguró que estaba cansado de la vida y harto de todo”, informó Jiro Akaogi, vocero de la policía de Tokio.
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“Vine al (barrio de) Akihabara para matar a gente. Poco importa a quién”, dijo a los policías, según la agencia Jiji.
Akihabara es un popular barrio y centro de venta de artículos electrónicos, videojuegos y mangas, conocido como la “Ciudad Eléctrica” y que se ha vuelto en los últimos años el paraíso de la contracultura japonesa, pues además alberga un museo dedicado a dibujos japoneses y cafés cuyas meseras están vestidas como sirvientas o heroínas de juegos de video.
Un video filmado por un aficionado que usó un teléfono móvil mostró a la policía en momentos de reducir a un sospechoso que usaba lentes.
Violencia más frecuente
Aunque raros, los ataques con puñaladas en los últimos años se han vuelto más frecuentes en Japón. Los motivos del agresor, son aún desconocidos, pero su ataque coincide con el séptimo aniversario de la matanza de ocho niños en una escuela primaria en el 2001.
El atacante, Mamoru Takuma, un enfermo mental que odiaba a los niños de las élites, apuñaló con un cuchillo de carnicero a ocho alumnos de la escuela primaria Ikeda e Osaka.
Cuando se dio el veredicto, el juez calificó a este asesinato como “uno de los crímenes más abominables en la historia contemporánea de Japón”.
Takuma fue ahorcado en el 2004 a la edad de 40 años, pero se convirtió en objeto de fascinación mórbida en Japón.
También en el 2004, un repartidor de diarios torturó a muerte a un niño de 7 años que él había criado, y envió fotos a la madre de la víctima.
En su proceso, el asesino, Kaoru Kobayashi, condenado a muerte, pronunció un discurso en honor a Takuma.