George W. Bush viajará el lunes a Europa para despedirse de los dirigentes del Viejo Continente y pedirles que aumenten la presión sobre Irán y lleguen a un consenso con él en la lucha contra el cambio climático.

La Casa Blanca espera que esta gira de despedida a una Europa con la que la relación fue muy conflictiva durante la presidencia de Bush, refuerce la cooperación "frente a una serie de desafíos globales".

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"No creo que vayan a escuchar anuncios espectaculares", dijo el consejero de Seguridad Nacional Stephen Hadley poco antes de este viaje que llevará al presidente Bush a Eslovenia, para la cumbre entre la Unión Europea y Estados Unidos, a Alemania, Italia, el Vaticano, Francia y Gran Bretaña.

Pero Bush lleva consigo una agenda cargada hasta el 16 de junio, para la cumbre europeo-estadounidense y sus reuniones bilaterales con los jefes de Estado o de gobierno, el papa Benedicto XVI y la reina Isabel II.

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Superadas las tensiones causadas por la guerra en Iraq, Bush espera obtener un mayor apoyo para este país y para Afganistán, pero también para Líbano o Georgia, y forjar una unidad más fuerte frente a una Rusia causante de numerosas dificultades en Europa, Estados Unidos y la colaboración transatlántica.

La crisis nuclear iraní brinda a Bush la posibilidad de demostrar que no es "el inadaptado", según una expresión acuñada en Estados Unidos, que sus socios internacionales verán claudicar hasta el fin de su presidencia en enero de 2009 a la espera de tratar con un interlocutor más conciliador que lo suceda.

Bush se reunirá con los dirigentes europeos unos días antes de que el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana, viaje a Teherán para presentarle al gobierno iraní las últimas propuestas de los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Rusia y China) más Alemania para que suspenda sus actividades nucleares más sensibles.

Solana viajará en un momento en el que se multiplican las especulaciones sobre un ataque contra Irán. El viceprimer ministro israelí, Shaoul Mofaz, declaró recientemente que no queda otra opción aparte de la militar para impedir que Irán posea la bomba atómica, que Israel alega que estaría dirigida contra ese país.

El presidente estadounidense se niega a descartar el recurso a la fuerza, pero la Casa Blanca asegura que privilegia la diplomacia y que Bush pretende presionar en Europa por el endurecimiento de las sanciones internacionales contra Irán mientras espera la respuesta de Teherán a las propuestas de los miembros del Consejo de Seguridad y Alemania.

La cuestión nuclear iraní permite igualmente a Bush aplicar el multilateralismo que sus detractores le acusan de haber ignorado, y que proclaman los candidatos a sucederle para desmarcarse del presidente saliente, incluido el republicano John McCain.

McCain es además favorable a adoptar unos objetivos restrictivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, a los que Bush se opuso reiteradamente si no eran igualmente válidos para economías emergentes como China o India.

En una Europa en gran parte contraria a su actitud frente al calentamiento global, Bush tratará de obtener una mayor cooperación respecto a esta cuestión y que involucra a las 16 principales economías.

El presidente estadounidense también prevé impulsar las negociaciones de la Ronda de Doha para la supresión de las barreras aduaneras en los intercambios internacionales.

Un alto consejero de Bush, Dan Price, advirtió indirectamente a los europeos de que cometerían "un error de cálculo político" si apuestan al sucesor del actual presidente para ver una nueva política estadounidense contra el calentamiento global.