Masas de hojaldre con maíz, mozzarella y salsa blanca, fideos con camarones y rollos de carne de ternera servidos ayer en el foro de la Organización de Agricultura y Alimentos de la ONU (FAO), que busca combatir la hambruna, fueron un desagradable contraste con sombríos relatos de personas que mueren de hambre.
Los alimentos eran italianos, pero redactados en francés, acompañados de un exquisito vino blanco de Orvieto.
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El canciller de Bangladesh, un país afectado por una grave hambruna, habló de la grave situación de los habitantes de su país en una sala casi vacía. La mayoría de los delegados comían bocaditos en un cóctel en una sala cercana.
Algunos comentaristas dijeron que la reunión escenificaba la hipocresía de los gobernantes. Pero no todos criticaron. “Los líderes pueden comer lo que les venga en gana”, dijo Alexander Woollcombe, vocero del grupo de ayuda Oxfam. “Lo importante es que formulen una política y ofrezcan a la agricultura la ayuda para asegurar que los que sufren por altos costos de alimentos sean asistidos”.
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La cumbre se prolongará hasta mañana y participan unos 50 jefes de Estado o de gobierno y más de cien ministros.
Jaques Diouf, director de la FAO, advirtió que la crisis alimentaria va más allá de la dimensión humanitaria y afecta a todos los países, y pidió superar los intereses al abordar desafíos del cambio climático, bioenergía y altos precios agrícolas.
Indicó que el camino es invertir $ 30 mil millones anuales en agricultura; en lo cual coincidió Ban Ki-Moon, secretario de la ONU, porque “el mundo necesita producir más comida”. Para satisfacer la demanda creciente, la producción mundial deberá aumentar 50% para el 2030, dijo Ki-Moon.
La cita busca evitar las hambrunas por la carestía de alimentos y ayudar a crear cultivos para necesidades propias.
En un mensaje, Benedicto XVI expresó que el hambre y la desnutrición no son aceptables en un mundo con recursos.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, dijo que la causa de esta crisis es de distribución, por el oligopolio y proteccionismo de países ricos.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien indicó que “la crisis es, antes que nada, una crisis de distribución” y de proteccionismo.
El etanol y otros biocombustibles es una causa que algunos consideran en el alza de alimentos, entre ellos, el vicepresidente de Cuba, José Ramón Machado. “El funesto consumismo ha llevado a la siniestra estrategia de convertir granos y cereales en combustibles”.