El escritor alemán Eckhart Tolle plantea una fórmula distinta de vida, con la intensidad del presente, sin las angustias del pasado y la expectativa del futuro. Su libro es un éxito mundial, también en Guayaquil.Es posible que el estrés sea solo producto de su mente, que el trabajo no lo agobie tanto como parece y que la carga emocional tal vez no sea tan pesada.Concentre su atención y diga qué problema tiene en este momento, en este momento, no luego de diez minutos ni mañana. “No recibo respuesta porque es imposible tener un problema cuando su atención está en el ahora”.Esta es solo una de las tantas preguntas y respuestas que el escritor Eckhart Tolle plantea en su libro El poder del ahora: guía para la iluminación espiritual, un best seller publicado en Canadá en 1997 que ha revolucionado al mundo con más de dos millones de ejemplares vendidos.No es un texto de motivación personal. Es más bien una reflexión constante sobre la conciencia, el dolor, la mente, el cuerpo interior, la felicidad. Y en ese sentido logra un efecto de relajación en quien lo lee, porque invita y enseña a alejar las preocupaciones.¿Suena fantasioso? Tal vez, pero con un planteamiento de preguntas frecuentes sobre las angustias comunes de los seres humanos, el autor logra plantear un sentido más simple de llevar la vida. En El poder del ahora no hay pasado ni futuro. Solo el presente y técnicas para vivir el momento.Tolle es claro. Dice que las preocupaciones son fantasmas mentales y que pensar en cómo enfrentar situaciones del futuro solo incrementa el estrés, porque es imposible hacerlo. La razón es simple: el futuro aún no ha llegado.Seguramente en más de una ocasión usted se ha pasado escuchando voces en su cabeza, ha desarrollo monólogos mentales y conversaciones tratando de evitar problemas que aún no llegan o especulando cómo solucionarlos cuando aparezcan. “Cuando alguien va al médico y le dice: ‘Oigo una voz en mi cabeza’, con toda probabilidad le enviarán a un psiquiatra”, dice Tolle, pero la verdad es que casi todo el mundo oye una o varias voces en su cabeza todo el tiempo. Son procesos involuntarios de pensamiento, señala, pero la mayoría no se ha dado cuenta de que tiene el poder para detenerlos.El escritor, quien además es consejero y maestro espiritual, asegura haberse dado cuenta de cómo hacerlo a partir de su experiencia personal (a los 29 años una transformación que cambió el rumbo de su vida) y propone fórmulas sencillas y joviales. Una de ellas es empezar por tener claro que no hay problemas, solo situaciones que se deben manejar o dejar así, pero aceptarlas como parte del momento presente hasta que cambien o se puedan controlar. “Los problemas son creados por la mente y necesitan el tiempo para sobrevivir. No pueden sobrevivir en la actualidad del ahora”.¿Tiempo psicológico?Tolle establece para ello una diferencia clara entre el tiempo del reloj y el tiempo psicológico. Si tenemos un proyecto, un trabajo o una meta que cumplir le dedicamos un tiempo de reloj (delimitado con horas, minutos y segundos) para hacerlo. Sin embargo, cuando esos trabajos se empiezan a proyectar mentalmente en el futuro y se piensa que se quiere acabar mientras estás en ello, comienza a correr ese infinito tiempo psicológico que trae de la mano el estrés.“Muchos viven con un torturador en su cabeza, que continuamente les ataca y castiga, y les succiona toda su energía vital. Esto produce sufrimiento, infelicidad y enfermedad”. ¿Quién no lo ha experimentado alguna vez? Ese torturador parece haber venido incorporado a nosotros y activarse casi a diario con situaciones cotidianas, como acomodar la casa o cumplir con el trabajo.“Vivimos tratando de llegar al momento siguiente, y eso se ha convertido en un patrón mental que nos hace vivir en un estado perpetuo de insatisfacción, porque no realizamos lo más importante que hay en la vida, que es el momento presente”, señala.La propuesta del escritor alemán es tomar conciencia de nuestra relación con el presente, con nuestra vida, con lo que nos rodea, con lo que amamos. Tratar de estar atado al momento, aunque la tarea resulte compleja. Tolle empieza por un ejercicio mental que, si se anima a probarlo, logra ponerlo no solo con los pies –también con el cuerpo– en la tierra.Inténtelo: “Cierre los ojos y pregúntese cómo puede saber si su mano todavía está ahí; entonces la atención va de la cabeza –donde normalmente reside– a la mano: sentirá una cierta vitalidad en ella. Esa energía, ese calor, puede sentirlo en el resto del cuerpo. Sentir el cuerpo puede ser un ancla para el momento presente. Basta un minuto, pero hay que hacerlo varias veces al día”, asegura.La clave en realidad es sentir la vida más allá de los pensamientos. Cuando se plante la pregunta de que si su mano está ahí, uno inmediatamente abre los ojos y la mira, aunque todos los días –por inercia, costumbre o utilidad– sepamos que sigue con nosotros.Lo mismo ocurre en tareas sencillas y que se efectúan casi mecánicamente, como lavarse las manos. El poder del ahora puede radicar en sentir el agua fría o caliente, en escuchar el sonido del agua, en percibir el olor del jabón y asimilar lo que estamos haciendo, en disfrutarlo.“Cada vez que lo haces está presente”, señala él. Y con esa base de analizar el ahora y mantenerlo siempre dentro de la persona, la mente se relaja y da cabida a planes, proyectos, trabajo... a todo lo que hacemos a diario, sin que nos agobie el llegar a ser alguien o pensar en el fracaso.Tolle establece una reacción entre la mente y el cuerpo. Este reacciona a los pensamientos, por eso si la mente considera que una situación es mala o desagradable, el cuerpo lo acepta como realidad y vienen emociones negativas, enfermedades, depresiones. “Transformamos casi toda nuestra vida en algo problemático”, agrega.El poder del ahora contiene diez capítulos, que son una guía con preguntas y ejercicios que proponen leer y releer para encontrar significados profundos que cada quien escoge cómo aplicar.Por eso, cuando Tolle llega a la pregunta ¿qué es el poder del ahora? responde con argumentos simples de entender: “Nada más que el poder de su presencia, su conciencia liberada de las formas del pensamiento... Dé atención al presente; preste atención a su conducta, a sus reacciones, malos humores, pensamientos, emociones, miedos y deseos según ocurren en el presente... No puede encontrarse a sí mismo yendo hacia el pasado. Se encuentra a sí mismo viviendo al presente”.El poder es eso. Es la mente, es el sentimiento, es vivir sin las angustias de lo que pasó, de lo que pudo ser y no fue y sin la desesperación de lo que vendrá. (K.V.)