El cardenal francés Jean Marie Lustiger, arzobispo emérito de París y miembro de la Academia Francesa murió este domingo en París a los 80 años de edad.

Hospitalizado desde el 23 de abril en un centro médico de la capital francesa, Lustiger anunció a los sacerdotes y diáconos de París en octubre de 2006 que sufría "una enfermedad grave".

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Aaron Lustiger, nacido el 17 de septiembre de 1926 en París en el seno de una familia de comerciantes judíos de origen polaco, se convirtió al catolicismo en 1940, con 14 años, escogiendo el nombre de Jean Marie.

Durante la Segunda Guerra Mundial se refugió en Orleans, pero su madre fue deportada en 1942 al campo de exterminio nazi de Auschwitz, donde murió. Tras muchas dificultades para hacer aceptar su conversión a su padre, Lustiger fue ordenado sacerdote en 1954 en París.

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Lustiger fue durante 15 años capellán de los estudiantes de la Sorbona, donde cursó estudios en su juventud. En 1969 fue sacerdote de una parroquia de París y, escalando poco a poco en la jerarquía de la Iglesia Católica, fue nombrado obispo de Orleans en 1979 por Juan Pablo II.

En 1981 se convirtió en arzobispo de París, cargo que desempeñó hasta 2005, y en 1983 fue nombrado cardenal.

Cercano de Juan Pablo II, Lustiger acompañó a éste a Israel en el año 2000, cuando el pontífice comparó el Holocausto con un "Gólgota de los tiempos modernos".

A la muerte de Juan Pablo II, el cardenal francés fue considerado "papable", si bien desmintió dichos rumores.

Autor de numerosos libros, el cardenal Lustiger fue además elegido en junio de 1995 miembro de la Academia Francesa.

Su última aparición en público fue el 26 de enero de 2007, cuando concelebró la misa de difuntos del Abate Pierre en la catedral Notre Dame de París.

Las exequias del difunto cardenal se celebrarán el viernes por la mañana en la catedral Notre Dame de París, según anunció este domingo en un comunicado el actual arzobispo de la capital, André Vingt-Trois.

El presidente francés Nicolas Sarkozy comunicó este domingo desde Estados Unidos "su tristeza" por la muerte del cardenal Lustiger y saludó en él "una gran figura de la vida espiritual, moral, intelectual y evidentemente religiosa de nuestro país".