Esta celebración dura siete días en Israel y ocho fuera de ese país. Empezó el pasado lunes 2 de abril y concluye el 9.
Para la comunidad judía residente en Ecuador, la liberación divina del faraón se produjo hace más de 3.000 años a través de milagros explícitos, como el aparecimiento de las diez plagas en Egipto o la separación de las aguas del Mar Rojo.
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Esto les permitió –tras una larga peregrinación– llegar a la tierra prometida y dar el nacimiento al pueblo de Israel.
Una característica especial de esta celebración es que los judíos no pueden ingerir alimentos fermentados y derivados de la harina, el trigo o la cebada, por ejemplo: pan, galletas, cerveza, whisky, fideos, vodka, entre otros.
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Esta prohibición obliga incluso a desprenderse de esos productos para venderlos o quemarlos. Días antes de la cercanía de la Pascua judía ellos proceden a limpiar sus residencias para constatar que no están infringiendo su ley.
Según lo señala la Torá (Biblia judía), la retirada de Egipto se dio con tal rapidez que fue imposible esperar a que leude (crezca por la levadura) el pan.
Pésaj es también conocida como la fiesta de la libertad. En la primera noche de recordación se explican detalles del acontecimiento a las nuevas generaciones. Se indica, por ejemplo, que el pan leudado representa el ego de los seres humanos. Este debe desaparecer para dar paso a la humildad.
En esta ocasión la comunidad judía preparó un plato especial amargo compuesto de lechuga, papas, huevo duro, carne quemada y un alimento dulce.
Pero esta festividad tiene un ingrediente de esperanza: que la redención final llegue pronto, por lo que siempre repiten la frase “el año próximo (celebraremos) en Jerusalén”.