Respecto al nombre de la columna, este responde a una gran definición del oficio: “El humor es el arte de llorar al revés”.
El chiste ‘pelucón’ de la semana
Irritado, el papá le dice a su hijo de dos años en palabras que el pequeño pueda asimilar fácilmente: “Si te portas mal –le advierte–, ya chaves, ya chaves, correa contigo”.
Y el ‘peluconcito’ responde: “Ni Correa ni Chávez”.
Sobre el término ‘pelucón’
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (DRAE), ‘pelucón’ es el aumentativo de peluca y peluca es, como todos sabemos, cabellera postiza. Pero, ¡ojo!’: ‘peluca’ y por extensión ‘pelucón’, es “reprensión acre y severa dada a un inferior” (DRAE). Es decir que quienes llaman ‘pelucones’ a los ricos y ‘aniñados’, no los injurian hacia arriba sino hacia abajo. En otras palabras, para los ricos y ‘aniñados’ debiera ser un honor que los llamen ‘pelucones’, porque ‘pelucón’, como hemos visto, es todo aquel inferior social y económicamente.
El ser humano promedio tiene 100.000 pelos, de los cuales pierde más o menos 40 cada día. Al presidente Correa, según el último conteo de la firma encuestadora que dirige Hugo Barber (sociólogo y calvo de profesión), le quedan solamente 67.215 pelos. Tanto Informe Confidencial como Market y los sondeos del publicista Vinicio Alvarado coinciden en que, pelos más, pelos menos, el Presidente pierde alrededor de 115 cada 24 horas. A este ritmo, el locuaz Rafael, que el día que asumió la presidencia de la República se afeitó todos los pelos de su lengua, se quedará calvo dentro de un año, siete meses, nueve días, doce horas y tres segundos, de acuerdo con estudios de la Asamblea Nacional de Peluqueros. Lucirá entonces tanto o más ‘pelado’ que el pueblo ecuatoriano, y a esas alturas, ¡oh inefable vanidad! (porque vanidoso el futuro calvito es), creo que no hesitará en usar peluca para declararse –su retórica populista a flor de labios–, en el “pelucón de los pelos más limpios, de la cabellera más lúcida y de los vellos más ardientes”.
Los pelos de la lengua castellana
¿Qué sería del castellano sin las muchas frases del habla cotidiana que se explican por sí solas ya que se nutren del popularísimo vocablo pelo? Veamos algunas:
De medio pelo: mediocre, vulgar, como las sesiones del Congreso Nacional.
No correr un pelo de aire: como en el transporte Metrovía cuando hay masiva compañía.
Salvarse por un pelo: la suerte del diputado prianista Oswaldo Flores cuando bolivarianos-alfaristas y emepedecistas lo agredieron cobardemente en un hotel capitalino.
Lucir al pelo: Érika Vélez, Katty López y Patricia Terán, por solo mencionar a tres estupendas mujeres.
Con pelos y señales: sin tapujos, con lujo de detalles; es decir, lo opuesto a las declaraciones de impuestos de muchas compañías.
Pelo a pelo: toma y daca, como la relación Correa-Nebot: de fuegos cruzados, un día; y de extrema cordialidad, al siguiente.
A contrapelo: a destiempo, como las solicitudes de amparo constitucional presentadas por los 57 diputados destituidos, según el criterio del Tribunal Supremo Electoral.
De pocos pelos: siempre malhumorado e irritable, como Omar Quintana.
No tener un pelo de tonto: se refiere a los listos y avispados. Aquellos que solo quieren trabajar en Pacifictel, Andinatel, la Categ, las aduanas, etcétera.
Con los pelos de punta: estado ansioso-depresivo de los hinchas de Barcelona cada vez que su equipo juega en Quito, Cuenca, Azogues, Ibarra… y también ahora en Guayaquil.
Parársele los pelos: ídem que el caso anterior, pero aplicado a los hinchas emelecistas.
Tirarse de los pelos: arrepentirse, enfadarse, cuestionar. Cada cuatro años Álvaro Noboa se tira de los pelos, encuestas en mano, ante las cámaras de televisión.
Con pelos en el pecho: varonil, valiente, arriesgado, como todo ecuatoriano que emigra al exterior para que con sus remesas sus hijos tengan al menos un pan en la mesa.
Buscarle pelos al huevo: andar buscando motivos ridículos para injuriar, reñir y figuretear, como acostumbra el diputado de la ID Carlos González.
Pelo de cochino: no darle a algo la estimación y valor que merece. Ejemplo: a la gran mayoría de los políticos ecuatorianos les importa un pelo de cochino el país.
Sin pelos en la lengua: todas las intervenciones del presidente Correa.
Tener pelos en el corazón: ser inhumano y poco sensible a los males ajenos, como George Bush.
Traída de los pelos: idea abzurda (con zeta), como la injerencia de Hugo Chávez en la política ecuatoriana.
Tomás Del Pelo: Q.E.P.D (No Que En Paz Descanse, sino Quiero Escribir Para Divertir).