“Nosotros reunimos los objetos de una docena de aeropuertos, como el JFK y La Guardia en Nueva York, pero también de Boston, Filadelfia, y Siracusa”, explica Ed Myslewicz, portavoz de los servicios de excedentes de Pensilvania.

“El programa se estrenó en junio del 2004 y la idea fue generar nuevos ingresos”, dijo.

Publicidad

La operación es un éxito. Cada mes, más de dos toneladas de mercancía llega a un depósito de la ciudad de Harrisburg en Pensilvania para ser clasificada, fotografiada, numerada y luego puesta a la venta en eBay, sitio en internet especializado en la compra y venta, ya sea por lote o por unidad.

“Vendemos entre 96 y 98% de lo que recibimos”, afirma Myslewicz.
A un costado del depósito que pareciera la cueva de Alí Babá, los objetos  llegan sin orden en bidones azules de 200 litros o en simples  bolsas de plástico.

Publicidad

Bates de béisbol se mezclan con cables eléctricos, palos de  golf con bastones de madera o metal, cadenas con martillos,  y hondas con cortaúñas.

Objetos que parecieran menos peligrosos tampoco pasan los controles de seguridad de los aeropuertos, que se volvieron más severos desde los atentados del  11 de septiembre del 2001: paraguas, linternas, esposas, pinos de bolos, cinturones con partes de metal.

Hay también mercancía incongruente: ladrillos, una botella de perfume en forma de granada, taladros de todo tipo y herraduras. Incluso, se puede observar una inclasificable pala para quitar nieve.

“No me preguntes por qué la gente quiere llevar este tipo de cosas a bordo  de un avión”, dice Mary Beth Enggren, responsable de mercadeo del servicio de  excedentes de Pensilvania, en medio de cajas repletas de navajas y tijeras.

“Y tenemos también nuestra colección de objetos raros”, dice irónicamente, al señalar una pared donde cuelgan un pequeño arco y su carcaj de flechas, catapultas hechas a mano, un sable de madera, una antigua pistola de madera con piezas de metal esculpidas, una falsa granada de plástico que luce demasiado real, una inmensa llave metálica, un largo cuchillo de cocina y un machete.

“Lo que más me ha sorprendido hoy es una pistola semiautomática de calibre  40”, dice Mike Hooks, un encargado de clasificar.

Pero esta pistola no será ofertada en eBay. “Hay objetos, como las armas, que no podemos vender, es una regla de eBay”, explica Mary Beth Enggren.

Para el resto, la venta por internet funciona bien y ha arrojado desde el lanzamiento del programa unos 360.000 dólares, aparte de la comisión de eBay, “que son destinados a diferentes programas sociales del Estado de Pensilvania”, precisa.

Según la administración encargada de la seguridad en el transporte (TSA, por sus siglas en inglés), 13,7 millones de objetos fueron confiscados durante 2006 en  los aeropuertos estadounidenses, de ellos 11,6 millones de encendedores.

Estas  cifras no toman en cuenta los líquidos, productos en gel y cremas, prohibidos desde agosto del 2006, y que van directamente a la basura.