Siempre sonriente y bromista, hasta con los sacerdotes de su colegio, de donde algunas veces fue suspendido. Pero también explosivo, si algo no le gusta o ve una injusticia. Así es el presidente electo Rafael Correa Delgado.
Bromista al punto de inventarse apodos. Explosivo cuando algo no le agrada o si ve una injusticia. Experto en organizar grupos, pero desordenado con sus cosas. Caballeroso con las mujeres, entre quienes prefiere a las más sencillas. Amante de la lectura, del fútbol, de lo nacional, de la comida típica, de la música protesta y la andina. Su canción preferida, Hasta siempre comandante, que en 1965 escribió el cubano Carlos Puebla en homenaje al revolucionario Ernesto Che Guevara.
Así describen amigos y familiares a Rafael Correa Delgado, el hombre que tenía menos de 10 años cuando le dijo a su madre, Norma, que iba a estudiar mucho porque quería ser presidente del Ecuador, sueño que realiza hoy.
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Rafiquito, como lo llamaba Mercedes Hurtado, una esmeraldeña que lo cuidó desde los 10 años mientras su madre trabajaba, cuenta que aprendió a tocar la guitarra a los 12, época en la que usaba lentes y en la que además de jugar incansablemente con la pelota de trapo con sus amigos de barrio (Tomás Martínez y Baquerizo Moreno, centro de Guayaquil) y del colegio San José La Salle, incursionó como boy scout.
Dos años más tarde vivió una de las peores experiencias: su hermana menor, Bernarda, a quien llamaba Bananita, falleció. Fue un golpe fuerte, porque ella era la niña con quien Rafael correteaba por la casa y con la que ‘peleaba’ por Barcelona y Emelec, el club que le enseñó a querer su extinto padre de quien heredó el nombre. Es que en casa de los Correa Delgado, las mujeres, Pierina y Bernarda, eran hinchas amarillas, como su madre; mientras que Fabricio y Rafael se hicieron azules.
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Pero su padre también les inculcó el amor por lo nacional. Rafael y sus hermanos prefieren la ropa hecha en Ecuador. “Siempre nos compraban los zapatos en Ambato”, cuenta Fabricio, con quien desde niño el presidente electo compartió el dormitorio. Lo conoce a la perfección y critica lo desordenado que es, tanto “que ha perdido unos 50 celulares”. Pero admira su pasión que siempre tuvo por la lectura.
En las aulas del colegio fue buen estudiante, pero a la vez inquieto.
Desde los 16 años comenzó a dar clases de matemáticas a sus compañeros de clases, lo que le significó sus primeros ingresos. En su época estudiantil fue suspendido varias veces, siempre por bromista.
Una de las anécdotas que recuerda su madre fue cuando se escondió en una biblioteca e hizo asustar a un sacerdote del colegio, por lo que recibió una fuerte sanción.
Pero detrás del hombre sonriente hay otro que explota con facilidad cuando algo no le gusta o si ve cosas que él cree injustas. Incluso su madre siempre recuerda que en una ocasión, cuando Correa tenía 5 años y ella recién había arreglado la cama, él desordenó las sábanas porque estaba con coraje. Ella lo amenazó con castigarlo si no corregía el desorden y enseguida tuvo que rectificar su malcriadez.
“Nunca quiso que comiera en la cocina. Se ponía bravísimo con su mamá por eso y le reclamaba. También él detestaba que alguien diga ‘mi empleada’, porque no le gusta que al pobre lo hagan menos”, recuerda doña Mercedes.
Sus amigos dicen que el presidente electo no es “buen bebedor”. Lo que más le divierte es tocar la guitarra. Puede pasar horas cantando. Pero a veces eso le afecta su garganta, el punto más débil de su organismo, por lo que -cuentan- necesitó un tratamiento especial en su época de campaña.
Correa no es de las personas que memorizan las cosas, más bien es analítico. “En clases casi nunca tomaba apuntes. Él actuaba según la lógica. Tenía una buena retentiva, con un razonamiento lógico bien notorio”, dice Mauro Toscanini, compañero de la Universidad Católica de Guayaquil, donde impuso liderazgo cuando dirigió a los estudiantes, a quienes motivaba a sembrar árboles dentro de la institución.
Cuando se trata de alimentarse, Correa puede comer algo muy sofisticado en un gran restaurante o en un quiosco, pero lo disfruta. En el desayuno prefiere jugo de frutas, leche con café y dos sánduches. Aunque también le encantan los patacones con queso. Su comida favorita es el arroz con menestra y chuleta; también gusta del seco de pollo y de los cebiches, pero con los mariscos bien curtidos con limón.
Su debilidad es el caldo de salchicha. Cuentan que siempre que venía a Guayaquil prefería ir a comer en Durán.
Nunca le agradó ser “fanfarrón”, siempre se vistió con lo que la mamá le podía comprar. Es informal y le encanta usar jeans. No le gustan las elegancias. Por eso, sostiene, que no quiere que sus tres hijos “crezcan en la opulencia”, tanto que se niega a llevarlos a vivir en el Palacio de Carondelet, adonde llega hoy tal como lo soñó cuando todavía era un niño.
LOS MINISTROS
Con el cambio de Gobierno, las secretarías de Estado tendrán nuevos mandos. Los ministros designados por el presidente de la República electo, Rafael Correa Delgado, se posesionan hoy.
AGRICULTURA ESTÁ VACANTE
Mauricio Dávalos. Es la primera opción para reemplazar al productor bananero orense Jorge Encalada Mora, quien se excusó de ocupar esa cartera, después de participar en una reunión en Punta Centinela.
BIENESTAR SOCIAL
Jeannette Sánchez Zurita. Ambateña de 42 años. Tiene maestrías en Planificación y Economía.
DEPORTES
Raúl Carrión Fiallos. Cardiólogo de 46 años, graduado en la Universidad Católica de Río de Janeiro (Brasil).
ENERGÍA Y MINAS
Alberto Acosta Espinosa. Graduado en Economía de la Energía en Alemania.
RELACIONES EXTERIORES
María Fernanda Espinosa. Escritora, lingüista y antropóloga. Nacida en España. 42 años.
TRANSPORTE
Trajano Andrade Viteri. Abogado laboral. Preside y es apoderado de algunas empresas. Mantense de 57 años.
CULTURA
Antonio Preciado. Esmeraldeño de 65 años. Poeta, una de las voces más relevantes de la literatura afroecuatoriana.
EDUCACIÓN
Raúl Vallejo. Escritor. Mantense de 45 años. Ratificado, es la tercera vez que ocupará este Ministerio.
GOBIERNO
Gustavo Larrea Cabrera. Activista de Derechos Humanos. Fue subsecretario de Gobierno (1996).
SALUD
Caroline Chang Campos. Doctora especializada en salud pública. Nació en Quevedo (Los Ríos) y tiene 40 años.
TURISMO
María Isabel Salvador. Fue directora de la Cámara de Turismo de Pichincha. Ratificada.
AMBIENTE
Ana Albán de Carmigniani. Abogada. Copropietaria de Zavala Baquerizo Abogados. Fue ratificada.
DEFENSA
Guadalupe Larriva González. Militante del Partido Socialista Frente Amplio. Educadora de 50 años.
ECONOMÍA Y FINANZAS
Ricardo Patiño. Economista. Impulsor del Jubileo 2000. Guayaquileño de 52 años.
INDUSTRIAS
Raúl Sagasti Lupera. Economista. Accionista de Acero de los Andes. Riobambeño.
TRABAJO
Antonio Gagliardo Valarezo. Abogado especializado en conflictos laborales. En 1991 fue ministro de Bienestar Social.
VIVIENDA
María de los Ángeles Duarte. Arquitecta de 43 años. Posee una constructora y acciones en otras empresas.