Los electores no pudieron ver debatir a finalistas. La última confrontación de ideas fue en 1984 entre León Febres-Cordero y Rodrigo Borja.
El proyecto de efectuar un debate con los dos candidatos finalistas antes de las elecciones presidenciales de este domingo quedó sin sustento debido a que uno de ellos se excusó de participar.
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La Asociación de Canales de Televisión consideró la posibilidad de realizar la disertación en esta segunda vuelta, pero desistió ante el envío de la excusa del aspirante del Prian, Álvaro Noboa, a una invitación que le efectuó este organismo.
Al debate presidencial, que se pretendía concretar tentativamente la segunda semana de este mes, solo Rafael Correa, de Alianza PAÍS, confirmó su asistencia. La idea original, según Franklin Mazón, presidente de la Asociación de Canales, fue tener a los dos juntos para la exposición de sus planes.
Con el ‘congelamiento’ del trámite a la reforma de la Ley de Elecciones, el Congreso bloqueó además la posibilidad de establecer la obligatoriedad de que los candidatos finalistas participen en un debate en estos comicios.
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Si bien la Comisión de Gestión Pública y Elecciones del Parlamento aprobó el artículo que se refería a esa disposición, no se culminó el análisis de otros temas ante la falta de consensos.
El único encuentro en el que Noboa y Correa se enfrentaron públicamente, aunque en espacios distintos y por un reducido tiempo, fue el pasado 15 de octubre a través de la cadena Voz y Voto 2006 luego de conocerse los primeros resultados de la primera vuelta.
Durante esa transmisión, ambos aspirantes se acusaron mutuamente, sin embargo, Correa no culminó su intervención. Afirmó que él no estaba para debatir con cualquiera y se quitó los audífonos. Noboa lo criticó.
La realización de un debate era un hecho que varios sectores consideraban como necesario para que frente a frente los finalistas explicaran la viabilidad o no de sus propuestas. Noboa, durante esta segunda vuelta, argumentó que no debatía por recomendación del pueblo.
Orazio Bellettini, director de la acción colectiva Grupo Faro, consideró que si los candidatos se presentaban el uno al otro en un debate se iban a ver “obligados a llegar con propuestas concretas y de calidad, que luego tendrán que cumplirlas en su eventual gobierno. Esto debido a que no las dirán en un mitin caracterizado por la demagogia y el populismo, sino que las dirán frente al país”.
Concretar una disertación entre los finalistas, a criterio de Lourdes Tibán, secretaria ejecutiva del Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador, también podía permitir “que mucha gente indecisa pueda descifrar algunas inquietudes de cada aspirante y decidir su voto”.
El ex postulante presidencial por Sociedad Patriótica, Gilmar Gutiérrez, dijo la semana pasada que si se pensaba en la organización de un debate este debía ser asumido por instituciones o medios de comunicación que no estuvieron involucrados en anteriores eventos de este tipo en la primera vuelta.
Para Teodoro Maldonado, de la Cámara de Comercio de Guayaquil, la posibilidad de hacer un foro o debate resultaba una experiencia interesante “porque se da la oportunidad a los ciudadanos de contrastar las posiciones entre los dos finalistas y poder visualizar cuál será el posible panorama con uno y otro”.
El arzobispo de Guayaquil, Antonio Arregui, en cambio, opinó que un debate, en las condiciones que se desarrolló la campaña electoral, tal vez no hubiese sido tan efectivo para dilucidar las cuestiones de fondo.
REACCIONES
Un debate daba la oportunidad a los ciudadanos de contrastar las posiciones entre los dos aspirantes finalistas y poder visualizar cuál será el posible panorama con Rafael Correa y con Álvaro Noboa cuando lleguen a ser gobierno.
Teodoro Maldonado
Cámara de Comercio de Guayaquil
En las condiciones que se desarrolló la campaña electoral tanto de la primera como de la segunda vuelta, tal vez no hubiese sido tan efectivo un debate para dilucidar las cuestiones de fondo que es lo que interesa a todos los ecuatorianos.
Antonio Arregui
arzobispo de Guayaquil
Era importante que hubiese existido un debate con los finalistas, porque según el panel y las preguntas se pudo descubrir una serie de cuestiones como, por ejemplo, qué van a realizar los candidatos a nivel de Pacifictel, eléctricas y Aduana.
Mario Coka
empresario del sector comercio exterior
Un debate si bien no va a corregir de un solo plumazo la demagogia que hemos visto, de alguna manera sí ayudaba a que el ciudadano pueda constatar propuestas. Un debate ayuda a que el voto sea más informado y a que las políticas del próximo gobierno sean de mayor calidad.
Orazio Bellettini
director del Grupo Faro