Los programas cómicos y los de variedades de la televisión incluyen en sus espacios las entrevistas y grabaciones de sketches con los candidatos presidenciales.

Los directores y presentadores de esas producciones se inclinan por estos personajes en época electoral con el fin de mostrar “el lado humano” de los aspirantes.

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Sin embargo, a criterio de analistas políticos, esos programas son un espacio en el que el candidato se promociona a un grupo de electores que no está acostumbrado a leer las noticias.

Primera toma frente a las cámaras de televisión de RTS: Rafael Correa, el candidato presidencial de Alianza PAÍS, en un parque de la ciudad.

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Segunda toma: Correa ve a Rosendo, el personaje de ‘Mis adorables entenados’ y también postulante a Carondelet (en la serie, claro).

Tercera toma: Correa le grita a Rosendo: “Ajá, con guayabera como el socialcristiano León Febres-Cordero”. Y este le responde: “Ah y tú, enternado, como Álvaro Noboa (Prian)”.

En otro escenario, frente a las pantallas de Ecuavisa, está Jaime Damerval, el presidenciable de Concentración de Fuerzas Populares (CFP), debatiendo con el ‘Cholito’: “Yo soy el único tigre que va a vencer al león”, expresa.

Estos fragmentos de sketches pertenecen a las series cómicas  ‘Rosendo, presidente’ y ‘Cholito, presidente’, que tienen previsto invitar a todos los candidatos presidenciales a dialogar con sus personajes.

El propósito, según sus actores y productores, es divertir al público y en algunos casos demostrar que “la política llega a convertirse en un chiste”, según Flor María Palomeque, del ‘Cholito’.

Además de esas series, los postulantes también estarán en los programas de variedades como ‘El precio de la Fama’ y ‘Simplemente Mariela’ de TC Televisión; y ‘Noche a noche con Marián’  y ‘A solas con Marián’, de Canal Uno.

En esos escenarios, los presidenciables contestarán preguntas “pícaras” y de “doble sentido”, pero sobre temas políticos y de su vida personal.

El fin de esos programas, según Betty Mata –de TC–, es descubrir la parte humana y emocional de los postulantes.

Oswaldo Segura, de ‘Rosendo, presidente’, recuerda que León Roldós, de la alianza Red Ética y Democracia-Izquierda Democrática, fue dinámico y bromista en las grabaciones, a diferencia de como se lo observa en campaña.

Y aunque estas producciones no son espacios políticos contratados, sí influyen en la decisión de los electores.

A criterio de Andrés Seminario, experto en marketing, el target de esos espacios corresponde a una audiencia más relajada, en la que “no hay tantas barreras fisiológicas y emocionales como las de un noticiero y la gente está más propensa a aprehender esa información”, expresa.

Además, señala que si el programa tiene “química” con el invitado y “el programa le gusta al público, también le va a gustar el candidato”.

Para Santiago Nieto, director de Informe Confidencial, estos espacios llegan a un público que –la mayoría de las veces– no lee la primera sección de los periódicos; por ende, los políticos aprovechan esos minutos para darse a conocer a ese grupo de electores.