José Chalá es director del Centro de Investigaciones Familia Negra (Cifam). Su padre, Salomón Chalá, fue uno de los educadores negros más destacados de la población de El Chota, una de las más organizadas del valle que lleva el mismo nombre.
Desde la amplia sede de la Fundación se ejecutan proyectos en beneficio de la nacionalidad afroecuatoriana, uno de ellos es el del cultivo y manejo de la tuna cochinilla (fruto de una especie de cactus), porque José cree que lo más importante en este momento es que el pueblo negro (aclara que no debe decirse moreno) logre caminos productivos propios dentro de la tradición de El Chota que ha sido la agricultura.
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Desde su escritorio rodeado por afiches de Malcolm X, el defensor de los derechos de los negros en Estados Unidos, y de Bob Marley, líder jamaiquino difusor del reggae, Chalá refiere sobre algunas interrogantes acerca de su pueblo.
Pregunta: Usted, como negro, ¿qué autocrítica le haría a su comunidad?
Respuesta: Si nos quedamos con la visión de ‘Papá Estado’ nos morimos... Nos ha faltado comenzar a interpelar nuestras propias acciones y las acciones del Estado. Pero esto es el resultado de todo un proceso de colonización que se remonta al siglo XVI, cuando Europa comienza a instaurar un régimen de producción esclavista y empieza a despersonificar al ser humano y lo convierte en un animal, en una cosa. Así es como se llega a este territorio de El Chota en calidad de esclavizado.
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P: ¿Las 38 comunidades que actualmente viven en el Valle de El Chota tienen un pasado común?
R: Compartimos un pasado ritual y consanguíneo. Fue una muy valiosa acción de resistencia de mis ancestros, que mantuvieron sus apellidos de origen: Congo, Chalá, Caravalí, Lucumí. Nosotros venimos de lo que es la actual República del Congo y Angola. Allí encontramos estos apellidos. Es más, sabemos ahora que venimos de los reinos Luba y Lunda. Yo soy de la familia Bantú. Antes nos decían graciosamente que nuestra madre patria es España...
P: ¿Por qué existe la concepción de que el negro vive solamente el día a día?
R: Porque somos pobres y estamos en una época de supervivencia. Además, hay una crisis de identidad producida por la esclavización; desde todo ese proceso nos quitaron nuestro nombre propio, nuestra religión, nos quitaron las esperanzas. En la Colonia también nos hicieron creer superiores porque decían que un negro valía por cuatro o cinco indígenas para trabajar, pero no teníamos tierra ni cómo regresar. Además, en la época del sesenta hubo un boom de organizaciones no gubernamentales (ONG) que comenzaron a prostituir a mi pueblo, y se creó una nueva forma de dependencia.
P: ¿El tema de los nuevos héroes del fútbol es un factor distorsionador?
R: Con el fútbol aparecen nuevos referentes, íconos a seguir, y se lo ve como una cuestión alcanzable a corto plazo: ejercito mi inteligencia motriz y gano millones de dólares, fácil. Hay que ver ahora en los clubes, los jóvenes que se van a contratar. Es un asunto mediático, los políticos siempre están esperando que los afros hagamos algo para subirse al carro de la victoria, como ahora.