Los feroces vientos y lluvias del huracán Wilma azotaron famosas playas del Caribe mexicano el viernes, derribando árboles y obligando a miles de turistas a resguardarse en refugios colmados de gente.
Poderosas olas cubrían las playas de arena blanca de Cancún y la mayor parte de los lujosos hoteles que pueblan la llamada "Riviera Maya" mexicana permanecían a oscuras, debido a que se cortó la electricidad en el área costera y en la isla de Cozumel, favorita de los buceadores.
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Las precipitaciones cobraban fuerza mientras Wilma, un huracán de categoría 4, se movía lentamente desde el Caribe con vientos de 145 millas por hora (230 kph). Los meteorólogos advirtieron que la tormenta podría ocasionar daños catastróficos cuando llegue al continente más tarde el viernes.
Los turistas de los lujosos hoteles de la costa fueron evacuados y la calma que caracteriza a los turquesas mares del Caribe se agitaba, mientras las fuerzas de seguridad ordenaban a los residentes y a los visitantes que se refugiaran.
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Miles de extranjeros dejaron el lugar en vuelos especiales el jueves. Otros se refugiaron en escuelas, gimnasios y salones de conferencias de hoteles lejanos a la costa.
"Sólo queremos algo para comer y algo para beber", dijo la turista británica Karen Walker, entre las decenas de visitantes que pasaron siete horas en autobuses buscando refugio después de que sus vuelos fueron cancelados. Terminaron en una escuela en las afueras de Cancún sin colchones ni mantas.
En un gimnasio, alrededor de 1.600 personas dormían en colchones y comían alimentos enlatados. Mientras tanto, un avispado lugareño vendía camisetas en las que se leía "Yo sobreviví al huracán Wilma" y pedía 10 dólares por cada una.
Florida en su mira
Wilma provocó la muerte de 10 personas en Haití a inicios de semana y se espera que golpee al densamente poblado sur de Florida el domingo por la noche, después de azotar la Península de Yucatán y girar hacia el Golfo de México.
Cuba desalojó a 220.000 personas, mientras los residentes del sureste de Florida se abastecían de agua y gasolina preparándose para la llegada de Wilma.
Las autoridades mexicanas dijeron que cerca de 22.000 turistas y residentes locales habían sido evacuados desde las zonas bajas de la costa.
Para Simon Hayes, un británico de 28 años, la tormenta interrumpió "las vacaciones de su vida" en el centro turístico de Playa del Carmen. "Este no es el modo en que imaginé que funcionaría esto", agregó.
Pero las condiciones eran mucho más duras para cientos de obreros de la construcción, muchos de ellos indígenas pobres del sureño estado de Chiapas, evacuados desde viviendas temporarias hacia escuelas.
En un jardín de infantes cerca de la costa de Playa del Carmen, 50 hombres sentados sobre el suelo de concreto de una sala en la que no todos cabían acostados, escarbaban con sus dedos en latas de atún donadas. "Esto apesta", dijo Juan Cruz Pérez, un obrero metalúrgico de 21 años proveniente del estado de Tabasco.
Funcionarios de emergencias dijeron que durante la noche se inundó un refugio en Cancún, obligando a reubicar a alrededor de 300 personas.
Wilma se convirtió el miércoles en la tormenta más fuerte registrada en el océano Atlántico, en términos de presión barométrica.
A las 8.00 hora del este de Estados Unidos (1200 GMT) del viernes el huracán estaba a 50 millas (80 km) al sureste de Cozumel, en México, y se movía en dirección norte noroeste a 6 millas por hora (9 kph), según el Centro Nacional de Huracanes.
Todavía faltan seis semanas para que finalice la temporada de huracanes, que ya produjo tres de los ciclones más intensos de los que se tenga registro.
Expertos en huracanes señalan que el Atlántico ha iniciado un período de alta actividad ciclónica que podría durar otros 20 años.E