La fuerte personalidad de la esposa del candidato demócrata a la Casa Blanca, Teresa Heinz Kerry, sigue levantando polvareda en la convención del partido a raíz de un enfrentamiento verbal con un periodista.
"Métase la lengua en el trasero", le dijo a un periodista de un diario local de Pittsburgh (Pensilvania, este) que le había pedido que explicitara las palabras que había pronunciado. "Dijiste algo que yo no dije", le reprochó, exaltada, la señora Kerry antes de abandonar bruscamente el lugar.
El diálogo fue difundido el lunes por varias cadenas de televisión estadounidenses y los comentaristas políticos se interrogaban sobre el carácter descontrolado de Teresa Kerry, quien este martes de noche pronunciará un discurso ante los delegados de la Convención Nacional Demócrata, que tiene lugar en Boston (Masasachusetts, noreste).
"Digo lo que pienso. No uso eufemismos. Quería que me dejara de molestar", explicó este martes a la cadena de televisión NBC, agregando que no lamentaba nada de lo ocurrido
La ex primera dama Hillary Clinton llegó en su auxilio. "Creo que a muchos estadounidenses les gustaría decir: está bien, adelante, muchacha , en todo caso, así es como yo lo siento", dijo Hillary Clinton.
La prensa norteamericana aprovechó la ocasión para ventilar antiguas palabras pronunciadas por Teresa Kerry contra uno de los líderes del Partido Demócrata, Ted Kennedy, cuando estaba casada con el senador republicano John Heinz III, fallecido en un accidente en 1991.
Había calificado en los años setenta de "perfecto bastardo" a quien es considerado amigo y protector de John Kerry. Le reprochó entonces a Kennedy el hecho de seguir casado con Joan (ahora su ex esposa) únicamente para obtener el voto católico.
El equipo de campaña de John Kerry minimizó las declaraciones "hechas hace treinta años". Según un portavoz del senador Ted Kennedy, los Kennedy y los Kerry se conviertieron con el paso de los años en "amigos muy cercanos y se profesan un gran respeto mutuo".
Algunos demócratas se preocupan por las metidas de pata de Teresa debidas a su hablar franco y directo. Ted Kennedy la había presentado como "el arma secreta" de la campaña demócrata.
Riquísima heredera del imperio agroalimentario Heinz, Teresa Heinz Kerry, de 65 años, nacida portuguesa en el Mozambique colonial, se involucró un año atrás en la campaña presidencial de su marido.
Aporta su espontaneidad y su originalidad a John Kerry, de carácter más austero y distante. De cabellos castaños, que a menudo le caen sobre la cara, vestida en las mejores casas, tiene una imagen más natural que sofisticada, igual que su discurso.
A veces se lanza a hacer disgresiones inesperadas, revelando, por ejemplo, que intenta reducir sus arrugas a base de inyecciones de Botox, o improvisando propuestas políticas.
Su personalidad contrasta con la de Laura, la discreta esposa del presidente republicano George W. Bush, símbolo de la mujer norteamericana tradicional, e incluso con la de Hillary Clinton, quien tuvo un papel más político en la administración de su marido, Bill Clinton.