La tribuna enloquecía. Los auquistas festejaban. El equipo había terminado con un sonado triunfo la primera etapa del torneo. Se adueñó de la punta y, una fecha antes de la terminación de la fase, nadie lo puede alcanzar. Así se escribió un hecho feliz de este equipo popular que jamás ha sido campeón ecuatoriano, pero que en las décadas 40, 50 y 60 hizo historia en Pichincha. Después las frustraciones fueron más que las alegrías, por eso es que la de ahora es una hazaña que vale festejar.