Experto norteamericano dice que los bajos salarios de los agentes generan corrupción.

Subraya que el problema de la seguridad no se soluciona elevando número de policías.

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El experto estadounidense en seguridad, William Bratton, dijo que en su país hay corrupción dentro de la Policía, pero no a los niveles de naciones latinoamericanas como Ecuador, donde prácticamente se obliga a los policías a ser corruptos por los bajos sueldos que perciben. Bratton visitó Guayaquil en el 2002 para realizar una asesoría de seguridad que costó entre 25 y 30 mil dólares a la Alcaldía y la Policía.

Dos años después de su diagnóstico sobre la seguridad en Guayaquil, William J. Bratton, el ex jefe de la Policía de Nueva York y actual máximo representante policial en Los Ángeles, en entrevista concedida a Radio City y transmitida en su noticiario estelar Citynoticias, dijo que desconoce por qué no se lo contrató para combatir el delito en la ciudad.

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Pregunta: ¿Es la pobreza un factor determinante en el incremento de la criminalidad?
Respuesta: No, es una influencia muy significativa particularmente en América Latina donde hay mucha pobreza, pero en mi opinión la delincuencia no es causada por las condiciones económicas, sino que está influenciada por ellas. Una de las bases de mi filosofía sobre controlar la delincuencia es que está causada por individuos y el rol de la Policía es precisamente controlar el comportamiento de esos individuos.

P: Zonificar la ciudad según los índices de delitos, optimizar recursos y concentrar fuerzas donde el problema es más serio, ¿es su fórmula?
R: Esa es una estrategia llamada Compstat, que en inglés significa estadísticas computarizadas o automatizadas. La idea es recoger la información de los delitos y zonificar el área para ubicar dónde ocurren estos crímenes todos los días y luego intentar distribuir los escasos recursos de la Policía priorizando donde más se necesitan. En cada país que he visitado en América Latina las fuerzas de la Policía son pequeñas en comparación con el tamaño delictivo que tienen. En Estados Unidos lidiamos con los delitos más graves, como el asesinato y el abuso sexual. Y eso es parte de las recomendaciones que hice en Ecuador, Perú, Brasil, Venezuela y otros que visité.

P: Aparte de Nueva York, ¿en qué otro lugar su filosofía se probó en forma acertada?
R: En Caracas, Catia era el barrio más pobre y tenía la tasa más alta de crímenes, pero a la vez era la zona que tenía menos policías disponibles.  Añadimos cientos de policías, vehículos y en un tiempo récord se redujo la delincuencia. Pusimos el sistema Compstat a rastrear a criminales y en muy poco tiempo y trabajando con un jefe de policía progresista logramos reducir el crimen en Catia en el 25%. Se pudo haber incrementado el crimen en otras áreas porque a estas no se les estaba dando la suficiente atención.

P: Corrupción, falta de voluntad política, sistemas judiciales débiles y escasez de recursos, con este coctel, ¿cómo se puede ser exitoso en la lucha contra el crimen?
R: Ha identificado todos los problemas recurrentes en América Latina, factores que en muchos aspectos son diferentes a los que ocurren aquí en mi país (Estados Unidos). Ustedes tienen mucha más pobreza, fuerzas policiales muy pequeñas comparadas con el tamaño de su población, sistemas judiciales disfuncionales y tienen unos niveles de corrupción increíbles. No he estado en ningún país de Latinoamérica que no tenga estos cuatro problemas.

P: ¿Entonces, mientras esos problemas no se resuelvan no se va a ver erradicada la delincuencia?
R: En mi país hay corrupción en la Policía, pero muy limitada, nunca a la escala que ustedes tienen, ciertamente no tenemos el nivel de pobreza de ustedes y nuestro sistema judicial funciona bien, ya que es virtualmente libre de corrupción y sin duda solemos tener más policías per cápita de los que ustedes tienen. Muchos de los sistemas que hemos desarrollado pueden funcionar en Latinoamérica, pero antes a los policías hay que pagarles sueldos decentes para evitar la corrupción. Este es un problema que persiste en Latinoamérica, a los policías se les paga tan mal que casi se los obligan a ser corruptos.

P: En su experiencia, ¿por dónde empezar cuando se tienen todos estos problemas?
R: Caracas es el perfecto ejemplo, una de las decepciones más grandes que tuvimos fue el..., cómo decirlo, el caos político, que no permitió que se continuara la implementación y expansión del programa que queríamos adoptar. De todos los lugares donde he trabajado en América Latina, Caracas estaba mostrando la mejor posibilidad de éxito. Tenía un alcalde que era un ex periodista muy respetado, que no era corrupto, un jefe de Policía que era posiblemente el más enérgico y creativo en América Latina, que tampoco era corrupto, y había el deseo de incrementar personal policial, sueldos y equipos. Desafortunadamente la crisis interna llevó el proyecto al fracaso.

P: ¿Cuántos policías debe tener una ciudad, digamos por mil habitantes?
R: No hay una respuesta simple a esa pregunta, cada ciudad es distinta y tiene diferentes problemas. No se trata de cuántos policías se tienen o se incrementan, sino de cuántos policías se tienen con salarios dignos para evitar que se involucren en la corrupción. La Policía tiene que entender que si no ganan la confianza y el apoyo de la gente no van a lograr tener una ciudad segura, y no van a lograr esto si es que hay una policía brutal, corrupta, que no se ciñe a las normas constitucionales. Entonces, no se trata del número de policías sino de la calidad. Es importante que la Policía no actúe sola, se necesitan leyes buenas, un buen sistema de justicia, jueces efectivos, fiscales efectivos y un sistema penitenciario óptimo.

P: ¿Cuántos policías recomendó usted para Guayaquil?
R: He olvidado el número exacto ahora, pero sí recuerdo que sugerimos que haya un número mayor de policías. Guayaquil me gustó, es una ciudad hermosa con un malecón fantástico. Había muchas cosas lindas, pero había serios problemas como el robo de automóviles, además los equipos con que contaba la Policía eran muy limitados. El alcalde (Jaime Nebot) había comprado algunos vehículos para facilitar la movilidad de los policías. Guayaquil tenía una fuerza policial muy pequeña comparada con el tamaño del problema que tenía.

P: ¿Muchos se preguntan por qué el hombre que logró una disminución histórica de criminalidad en Nueva York y otras ciudades no vino y acabó el trabajo, es decir implementar los cambios de los que estamos hablando y que sugirió en su visita a Guayaquil?
R: Nunca me contrataron para hacer eso sino para evaluar la situación y hacer recomendaciones, pero por alguna razón no fuimos llamados.

P: ¿Cuál cree usted que fue esa razón?
R: Probablemente por falta de fondos.

P: ¿Por razones de dinero únicamente?
R: No lo sé, probablemente fue el dinero. Los recursos financieros son muy escasos. La verdad es que pareció que quedaron muy impresionados con lo que propusimos, pero nunca nos volvieron a llamar.

P: ¿Qué recomendó usted para Guayaquil?
R: Guayaquil estaba operando con la Policía Nacional, que es también un problema recurrente en América Latina. En esta región se trabaja con una Policía que los alcaldes no controlan. En Guayaquil, el alcalde tenía buenas relaciones con el Gobierno central y pudo crear un sistema, una fuerza municipal que trabajara de cerca con la Policía Nacional y eso, al parecer, estaba teniendo un efecto positivo pero se estaba viendo que la limitación para el alcalde Nebot en Guayaquil era que no controlaba a la Policía Nacional, cuyo problema es que no se concentra en los intereses locales sino a exigencias y necesidades nacionales.

P: ¿Cuánto le pagó el Municipio de Guayaquil por sus servicios?
R: Creo que estuvimos en Guayaquil por tres días, honestamente no podría precisar, serían aproximadamente entre 25 y 30 mil dólares.

P: ¿Cuánto iba a costar la implementación de sus recomendaciones?
R: Las propuestas que hice iban a costar cerca de varios cientos de miles de dólares.

P: ¿Qué es lo primero que las autoridades en Guayaquil deberían hacer para enfrentar a la delincuencia?
R: Creo que en su ciudad se debería empezar con la implementación de más Policía Nacional y Municipal. Insisto en que el problema de Guayaquil es la necesidad de recursos no solo a nivel municipal, que el alcalde controle, sino a nivel nacional.

P: ¿Cómo deben funcionar los Puestos de Auxilio Inmediata para que sean efectivos?
R: Este es uno de los presupuestos básicos. Con los PAI se puede tener a diario información precisa y luego se responde rápidamente a lo que dice la inteligencia. Por ejemplo, si esta te dice que tienes un patrón de crimen en un vecindario se tienen que mover los recursos policiales hacia allá. Esta acción se debe realizar cuando ocurran tres o cuatro delitos del mismo orden y no cuando sean 20 o 30.

PERSONAL
WILLIAM J. BRATTON
desde octubre del 2002 es jefe de la Policía de Los Ángeles. Antes trabajó en el sector privado como experto corporativo sobre asuntos de seguridad. Creó la empresa de consultoría The Bratton Group LLC con sede en Nueva York y además, era consultor, conferencista y columnista, actividades que ahora no realiza por el cargo que ostenta. En los 80 y mediados de los 90 fue jefe del Departamento de Policía de la Autoridad del Transporte de la Bahía de Massachusetts y comisionado de la Policía en Nueva York y Boston.

Bratton visitó Guayaquil el 21 de enero del 2002 para asesorar al alcalde Jaime Nebot y la Policía en la implementación de un plan contra la delincuencia.

La propuesta de Bratton era dividir Guayaquil e incrementar los policías de 3.600 a 10 mil. Concentrar los efectivos policiales en sitios conflictivos, igual que hizo en 1997 en Nueva York y el 2001 en Caracas, donde redujo los índices delictivos en el 33% y 32%, respectivamente. La prensa escrita de Caracas dijo que el plan Bratton redujo los asesinatos, asaltos y robos de vehículos en ciertos sectores de la ciudad como el barrio Catia, pero que los delitos aumentaron en otras zonas que quedaron desprotegidas.

William Bratton asesoró a la Policía de Nueva York, en 1994, el año más violento para los norteamericanos.