El autor de la música de la Chola cuencana dejó de existir  a los 98 años, el jueves pasado.

Cientos de personas llegaron ayer en la tarde hasta el cementerio municipal para darle el último adiós a uno de los más reconocidos músicos de esta ciudad: Rafael Carpio Abad, compositor de la Chola cuencana, quien falleció en la madrugada del pasado jueves a los 98 años.

En su autobiografía titulada Vida y andanzas de Rafael Carpio Abad, el músico relata que la melodía de la Chola cuencana surgió en agosto de 1949 cuando trabajaba como pianista en la radio El Mercurio, donde se encargaba de los programas musicales, y le puso la música a la letra de Ricardo Darquea, melodía que posteriormente se convirtió en “el himno de Cuenca”.

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“La creación de una letra o la música depende del estado de ánimo”, dijo Carpio en una entrevista a radio Tomebamba hace más de una década.

El artista tenía la costumbre de bautizar sus melodías con los nombres de las personas a quienes se las dedicaba. De allí sus composiciones Rosas y espinas, Chorritos de luz, Dolores del alma.

En el último homenaje que recibió, el 8 de mayo del 2003, en el auditorio del Consejo Provincial, el Congreso Nacional lo condecoró con la presea Vicente Rocafuerte en reconocimiento a su trayectoria y aporte a la cultura.
Carpio Abad nació el 23 de octubre de 1905 en la parroquia El Sagrario, hijo de Joaquín Carpio Cabrera, también músico.

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En su juventud migró a Guayaquil para trabajar en la elaboración de sombreros de paja toquilla, pero no le fue bien en esa actividad, por lo que volvió a su ciudad natal y entró de lleno a la música.

En enero de 1938 fue el primero en matricularse en el recién inaugurado Conservatorio José María Rodríguez y en sus vacaciones de 1949 realizó una gira por varias ciudades del país, entre ellas Loja, Manta, Guayaquil.

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Carpio fue miembro de la Casa de la Cultura, Núcleo del Azuay, en la sección musical. En 1976 la disquera J.D. Feraud Guzmán le entregó un disco de platino. En sus Bodas de Oro profesionales esa casa auspició la difusión de un long play. Por su labor de maestro se le concedió la condecoración de primera clase con motivo de su jubilación y fecundidad artística.

Rafael Carpio estuvo asilado desde julio del 2002 en la comunidad geriátrica Bellavista y desde el pasado 9 de noviembre en la Jesús de Nazareth, donde el médico Ramiro León certificó, en la madrugada del jueves, su muerte natural.

REACCIONES
CUENCANIDAD
“Rafael Carpio logró resumir en su obra todo el sentimiento de la cuencanidad y por eso llegó al corazón del pueblo. Con su muerte se acaba una forma única de interpretar el pasillo”, dijo Ligia Quishpi, vicerrectora del Conservatorio José María Rodríguez.

HOMENAJE
“Enorme pesar ha causado el fallecimiento de tan insigne compositor. La Dirección de Cultura realizará actos culturales en su memoria”, señaló Carlos Castro, vicealcalde de Cuenca.

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