Una peligrosa enfermedad respiratoria que pareció surgir de la nada y se propagó con alarmante rapidez fue la noticia más importante del 2003 en el terreno de la medicina.

El Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés) enfermó a 8.000 personas en Asia y Canadá, de las cuales murieron 800.

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En marzo captó la atención de la opinión pública mundial.

Ahora, el SARS –incluso el acrónimo entró al vocabulario diario con notable rapidez– está latente. La posibilidad de que reaparezca en el invierno es la interrogante que suscita mayor inquietud entre los muchos planteados por el misterioso virus.

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Aunque existe una vacuna contra la gripe, no existe ninguna para prevenir el SARS ni remedio alguno que lo cure.

La epidemia comenzó en la provincia china de Guangdong en noviembre del 2002, y probablemente se transmitió de animales a seres humanos. La agencia sanitaria de las Naciones Unidas la declaró bajo control en julio de este año.