El consulado de Gran Bretaña en Guayaquil estuvo ayer resguardado por la Policía durante todo el día, después que la noche del domingo un artefacto explosivo causó daños menores en el edificio.

Las primeras versiones afirman que la detonación, de lo que pudo ser una granada, ocurrió a las 23h40 del domingo. Previo a la explosión, guardias de la compañía Agripac, del Consulado y vecindario escucharon el rechinar de las llantas de un carro que después de frenar durante algunos segundos partió del lugar a toda velocidad.

Según Colin R. Armstrong, cónsul honorario de Gran Bretaña, no se trató de una bomba panfletaria ni se halló ningún escrito de algún grupo subversivo.

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Armstrong afirma que el atentado “es la respuesta de gente que rechaza la guerra de Iraq contra Gran Bretaña, por la coalición con EE.UU.”.

La explosión, aunque no revistió gravedad ni causó daños personales, dejó un hoyo en el piso, destruyó dos ventanas y el tumbado de un baño, y afectó al panel de control eléctrico del edificio.

La vicecónsul María Fátima Torres López advirtió a los directivos del Centro Ecuatoriano Norteamericano (CEN) que aumenten la seguridad de ese centro de estudios.

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El grupo Milicias Revolucionarias del Pueblo envío un correo electrónico adjudicándose el ataque.