Esta segunda guerra en el Golfo Pérsico sucede en la zona que alguna vez se llamó Mesopotamia, donde se construyó la primera ciudad del mundo y se inició la civilización. Documentos y reliquias históricas que datan de miles de años antes de Cristo corren   el riesgo de perderse para siempre.   

Iraq ocupa hoy gran parte de la antigua Mesopotamia, que en griego significa “tierra entre dos ríos”, pues está entre el Tigris y el Éufrates y se considera la cuna de la civilización. Allí se construyó   la primera ciudad del mundo, Uruk, y la famosa Ur, de donde proceden el patriarca hebreo Abraham, la escritura y la agricultura. 

En la antigüedad, el territorio actual de Iraq fue dominado sucesivamente por los sumerios, acadios, amoritas, asirios, caldeos, partos, romanos, persas y árabes.

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En el tercer milenio antes de Cristo, los sumerios, que habitaban la planicie mesopotámica, actual sur de Bagdad, desarrollaron el primer sistema de escritura, la primera cultura urbana y la primera burocracia administrativa del mundo.

Mil años más tarde llegaron los babilonios, reconocidos por sus logros culturales y científicos, y los asirios, guerreros y conquistadores que desarrollaron la primera cultura militarista del mundo.

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El gran conquistador asirio, Tiglath-Pileser III, ideó el concepto de una fuerza militar permanente controlada por una burocracia política estable. La guardia del presidente Saddam Hussein funciona con un modelo similar.

En la Edad Media, Bagdad fue el centro del Imperio Árabe, que se extendía desde Marruecos hasta la India. En el siglo XIII los mongoles derrocaron al califato, y en el siglo XV el poder cayó en manos de los turcos, que formaron el Imperio Otomano. Fue entonces cuando los mesopotámicos se sublevaron con ayuda de Gran Bretaña, durante la Primera Guerra Mundial de 1914-1918.

Tras la guerra, Londres controló la región, pero Iraq obtuvo su independencia en 1932 y se constituyó en una monarquía. Veinte años más tarde el rey Faisal II y su familia fueron asesinados en un golpe de Estado (1958) y el país se transformó en una agitada república.

Tesoros
Un grupo internacional de curadores e historiadores, preocupados porque no se repita el daño infligido a los tesoros iraquíes durante la Guerra del Golfo en 1991, reclama al gobierno norteamericano que tome en cuenta estos sitios históricos. Especialistas involucrados en la investigación sobre las amenazas potenciales a las miles de ruinas arqueológicas y monumentos arquitectónicos diseminados a lo largo de Iraq están proporcionando mapas e información al Departamento de Defensa norteamericano.

La iniciativa, coordinada por Arthur Houghton, un ex curador de antigüedades del Museo J. Paul Getty, busca que se tome conciencia de la importancia de esas ruinas, que datan de 4.000 años antes de Cristo, con la esperanza de que las fuerzas militares intenten evitarlas.

John Malcolm Russell, un arqueólogo norteamericano, dijo al periódico The Art que “si se usan excavadoras para abrir trincheras es obvio que se destruirán tesoros de la antigüedad”.

Muchos tesoros quedan cerca de bases aéreas o refinerías de petróleo que fueron blancos de ataque en la pasada Guerra del Golfo.

El Kerbala Shia, tumba del imán Al-Hussein, la más renombrada reliquia islámica de Iraq, queda cerca de una planta de armas químicas y un proyectil casi la destruye en 1991. Ur, el sitio más famoso de Iraq y quizás la ciudad más antigua en el mundo, está cerca de una base aérea que también fue atacada. En Al-Qurnah, cerca de Basora, hay un viejo y retorcido árbol conocido como el de Adán, donde la Biblia ubica el Jardín del Edén. Está cerca una presunta planta de armas químicas.