El aceite de ricino es mundialmente conocido como medicamento laxante, pero el residuo de su preparación, la ricinina, la substancia más tóxica del reino vegetal, es un veneno mortal.
Seis hombres originarios del norte de Africa fueron detenidos el domingo el Londres tras encontrarse en un apartamento de la ciudad trazas de esa substancia.
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El ricino, Ricinus communis, del que se extrae el aceite utilizado en medicina, es una planta originaria de las regiones tropicales de Africa, donde es un arbusto perenne, pero se ha extendido también a regiones de clima templado de todo el mundo, donde es planta herbácea y anual.
Se cultivada para fines comerciales en California y se ha extendido en todo el sur de Estados Unidos. En Nueva Escocia (Canadá) se suele cultivar como plata ornamental de jardín.
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El ricino tiene grandes hojas palmeado-compuestas. Su fruto es una cápsula trilobulada y espinosa que contiene tres semillas planas. De éstas se extrae el aceite de ricino, utilizado en medicina como laxante y explotado a escala industrial como ingrediente para lubricantes, jabones y varnices.
La ricinina puede extraerse del aceite de ricino no totalmente purificado. Esta substancia actúa como veneno celular que inhibe la síntesis de proteínas complejas en los intestinos, lo que provoca trastornos en el aparato digestivo.
Cuando es ingerida, provoca síntomas intestinales severos (cólicos, diarreas, vómitos) y deshidratación. La ricinina es tóxica para el hígado y el páncreas, produciendo hemorragias e hipoglicemia. Después se produce un estado de conmoción y la muerte.
En caso de penetración por vía respiratoria, mediante aerosol o pulverización, la ricinina desarrolla una toxicidad aún mayor, produciendo edemas pulmonares hemorrágicos.
Un décimo de gramo es suficiente para matar a un hombre de cien kilos de peso. Y no existe antídoto para este veneno.
El potencial de la ricinina como arma biológica es importante, dada su alta toxicidad y el hecho de que es sumamente fácil adquirir semillas de ricino.