El titular del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Aldo  Pignanelli, buscó calmar la plaza antes de la apertura de los mercados el  primer día hábil de diciembre, señalando: "Tenemos muchas herramientas para  controlar el tipo de cambio".

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El corralito, impuesto "por 90 días" hace exactamente un año por Domingo  Cavallo, ministro de Economía del renunciante Fernando de la Rúa (1999-2001),  quiebra el lunes sus barrotes.

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La decisión habilita a los argentinos con ahorros congelados en cuentas a  la vista (cajas de ahorro y cuentas corrientes), a disponer libremente de sus  devaluados pesos, generando la expectativa de una corrida hacia el refugio del  dólar, alimentada por la devaluación de la moneda jueves y viernes pasados que  rozó los 3,70 pesos por dólar en el mercado libre después de estabilizarse  durante meses en torno a los 3,50.

 

"Juntamos reservas en los últimos meses para usarlas en estas  circunstancias", precisó Pignanelli al diario Clarín el domingo, y recordó que  las arcas del Central volvieron a superar la barrera de los 10.000 millones de  dólares, tras más de cinco meses por debajo de ese monto.

 

El presidente del Banco Ciudad de Buenos Aires, Roberto Feletti, consideró  en declaraciones radiales el domingo que "la expectativa del mercado es  positiva, ya que es un paso hacia la normalización del sistema de medios de  pagos".

 

Para el directivo, "de mantenerse los saldos promedio en caja de ahorro y  cuentas corrientes -y estos tienden a ser estables- se va a liberar un poco de  capacidad de préstamos a tasas más baratas".

 

La liberal Fundación Capital (FC) analizó a su vez: "Creemos que la  apertura del corralito será neutra a corto plazo, sin tener costos pero tampoco  mayores virtudes".

 

Sin embargo, "sin corralito existirá mucha más materia prima para alimentar  una corrida de liquidez que retroalimente la inestabilidad en el mercado  cambiario", estimó la entidad en su informe semanal.

 

"En los próximos meses la presente estabilidad financiera seguirá amenazada  mientras no se logren definiciones concretas en los diversos frentes de  incertidumbre que comprometen la oferta de dinero a futuro", agregó la FC, que  enumera entre otros riesgos latentes la amenaza de redolarización de depósitos  y la falta de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

 

La amenaza de que la Corte Suprema ordene en diciembre una redolarización  de depósitos, convertidos este año a pesos, tras la salida de la  convertibilidad con paridad cambiaria en enero, es precisamente otro factor de  presión sobre el mercado cambiario.

 

"Nadie sabe cómo la Corte lo va a resolver. No está tan seguro cómo saldrá  el fallo de la Corte", tiró la pelota para adelante el titular del BCRA, Aldo  Pignanelli, en entrevista con La Nación.

 

Para Feletti del Banco Ciudad, la redolarización plantea "una situación  grave" porque "reinstalar este debate hará que se altere una economía que  tendía a la pesificación y a reconstruir mercados en pesos, ya que el dólar va  a ser un bien escaso".

 

El economista Miguel Angel Broda, consultor de empresas nacionales e  internacionales, coincidió este domingo en una columna en La Nación que "la  posibilidad de redolarizar la economía genera por sí misma turbulencia y acorta  el período de estabilidad financiera".

 

En clara referencia a la Corte Suprema, el presidente Eduardo Duhalde llamó  el sábado a asumir su "responsabilidad a todos los actores institucionales",  considerando que Argentina "va a salir (de la crisis) en la medida en que nos  manejemos con prudencia y armoniosamente entre los poderes del Estado".