La Plaza está rodeada de edificios que rememoran tiempos mejores. Fue rebautizada en 1989 como Plaza Francia, en conmemoración del aniversarios de la revolución francesa, pero ahora se la conoce como Plaza de la Libertad, de la Dignidad, de la Democracia o espacio liberado.

Después de 744 horas de “resistencia” ininterrumpida más de 110 militares se han sumado a la convocatoria de rebeldía de 14 oficiales, acusados de participar en el golpe de Estado del pasado 11 de abril.

La “zona liberada” está vestida con la bandera e imágenes religiosas encargadas de cuidar de los militares, por si al gobierno se le ocurra llegar de sorpresa.

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Para curarse en salud se empeñan en mantener un ritual como Dios manda. A primera hora, luego de la diana de rigor, se entona el himno nacional, le sigue el rezo del rosario y los domingos, misa segura. No faltará más de un sacerdote y es que la Iglesia Católica tampoco es imparcial después de haber sido blanco de los ataques de Chávez.

La mayoría de los asistentes pertenece a la clase media que siente amenazadas las libertades y el comfort relativo del que han disfrutado en los últimos años y que no soporta el discurso autoritario de Chávez exclusivamente dirigido a los más desposeídos.

Predominan las mujeres en jeans, camisetas Guess, gafas, suéter amarrado a la cintura, zapatillas sketchers y un ‘kit escuálido’ (equipo de un buen antichavista) compuesto por una botella de agua con dispensador, una gorra y un frasquito de vinagre “porque nunca se sabe cuando aparecerá la Guadia Nacional lanzando bombas lacrimógenas”.

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En los sótanos y estacionamientos de la Plaza, se mueve la tropa. En una pequeña oficina popularizada como ‘el bunker’ se asean, cocinan y duermen los militares de menor rango.

Mientras sus líderes cuentan con las lujosas instalaciones del hotel Four Seasons ubicado estratégicamente en una de las equinas de la Plaza. Allí se realizan las reuniones políticas, las ruedas de prensa y, aunque no ha sido oficialmente inaugurado, pasará a la historia como el lugar donde conspiraron los integrantes de la junta cívico-militar que se formará si se concretan los planes de estos militares que por ahora se niegan a regresar a sus cuarteles.