Sobre los vidrios y pedazos de techos de sus viviendas, cientos de moradores de los barrios aledaños a la Brigada Galápagos, se encolumnaron a ambos lados de la avenida Héroes de Tapi,  para pedir al presidente Gustavo Noboa que se detenga un momento.

Ellos querían que el Mandatario constate los destrozos que dejó la serie de explosiones en el interior de la Brigada y reclamarle por los heridos. La comitiva no los tomó en cuenta, pasó a velocidad.

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Una hora más tarde, en el Municipio de Riobamba, Noboa anunció que su Gobierno declara la emergencia en los cantones Riobamba y Guano, afectados por el estallido.

Ordenó que el Ministerio de la Vivienda se haga cargo del pago de los daños en las estructuras de las casas y llamó a unirse, “a no dejarse vencer”.

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Pocas horas antes, con 67 votos de 77 presentes, el Congreso había exhortado al Presidente que declare en emergencia a Riobamba y a la provincia de Chimborazo.

La resolución, planteada por Guillermo Haro (ID),  demandaba la declaratoria de alerta roja en todos los ministerios del área social, a fin de que se proporcione el auxilio oportuno.

El decreto de emergencia para Riobamba y Guano, suscrito por Noboa, nombra al ministro de la Vivienda, Nelson Murgueytio, como el responsable de su ejecución.

El decreto establece que el Ministerio de la Vivienda se haga cargo de la reparación de las edificaciones afectadas. Para estimar los daños se formará una comisión de representantes de los colegios profesionales y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Esta trabajará desde hoy.

La distribución de las raciones alimenticias, que hasta ayer al mediodía no llegaban, estará a cargo de Mariano Curicama, subsecretario del Ministerio de Bienestar Social.

La vigencia de la emergencia dispone además que la Brigada Blindada Galápagos, con personal especializado, saque en forma definitiva todo el material explosivo de sus instalaciones. El coronel Luis Burbano, encargado del  tema militar en la emergencia, afirmó que a las 13h00 de ayer el peligro ya pasó.

“Una cosa es decirlo desde un sillón, otra es enfrentar esta realidad”, afirmó Jaime Naula. Su casa quedó semidestrozada por la explosión, pues está al frente de las instalaciones militares; a su esposa y dos hijos no los localizaba desde la tarde del miércoles.

La realidad está en una decena de barrios adyacentes y en el centro de Riobamba. Se asemeja a un campo bombardeado. Bancos, hoteles, negocios, clínicas particulares, escuelas, colegios, una fábrica y cientos de villas y casas tienen destrozos de ventanales, puertas, techos y paredes.
La fábrica Cerámica Andina paró su producción porque sus instalaciones se quedaron sin techos y los trabajadores huyeron a Chambo.

En el sector continúa también el temor. Ayer en la mañana se corrió el rumor de que iba a darse una nueva detonación y la gente empezó a correr y a llorar. (JO)