El ex rey de Afganistán Mohammad Zahir Shah pisó hoy su tierra natal después de un exilio de 29 años en Italia, llevando sobre sus frágiles hombros las esperanzas de grandes cambios en esta nación desgarrada por las guerras.
El histórico regreso de Zahir Shah, de 87 años, como un ciudadano común, lo coloca en una posible función política de importancia.
Al pisar la alfombra roja en el aeropuerto de Kabul, unas 200 personas, entre ellas caudillos rivales entre sí que asistieron a la ceremonia como un símbolo de lealtad, aplaudieron y vitorearon la llegada del ex monarca.
Después que los italianos y otros guardias de seguridad abandonaron el avión C-130 que lo llevó de regreso del exilio, el rey, vestido con una chaqueta de cuero carmelita y aún con un porte real, fue la primera persona en salir de la nave.
El líder interino de Afganistán, Hamid Karzai, un primo distante del rey y como él de etnia mayoritaria pashtún, caminó a un lado de Zahir Shah. Abdul Rashid Dostum, el poderoso caudillo uzbeco del norte, lo hizo del otro lado.
Seis ministros del gobierno viajaron con Karzai a Roma para escoltar a Zahir Shah y su familia.
Niños pequeños presentaron flores a un monarca descrito como un asceta que gobernó Afganistán como un modernizador hasta que fue depuesto por un primo cuando pasaba unas vacaciones en Italia en 1973.
Durante sus casi tres décadas de ausencia, el país de 23 millones de habitantes, otrora una nación tranquila, se convirtió en un infierno de muerte y devastación.
Las Naciones Unidas calculan que 1,5 millones de afganos han muerto, dos millones resultado heridos y cinco millones se han convertido en refugiados desde la invasión soviética de 1979.