Ahora, la mayor preocupación es el mantenimiento en todas sus áreas para preservarlo de la polución.

Las verjas en hierro forjado, la glorieta y las caminerías le dan un aire de antaño. La siembra de una variedad de especies en las áreas verdes le permite un ambiente natural. Con su imagen renovada, el parque Abdón Calderón hoy luce como un singular atractivo para los cuencanos y visitantes.

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Desde su adecuación a partir de la fundación de Santa Ana de Cuenca, el 12 de abril de 1557, este parque se constituyó en el centro de la ciudad. Incluso, en su entorno todavía se mantienen las actividades administrativas, comerciales y culturales, a más de la presencia de los tradicionales fotógrafos de manga.

De allí que el objetivo de la readecuación actual es recuperar su imagen urbana, dentro del plan de adecentamiento del centro histórico. Las mejoras se hicieron conservando su estructural original, después de la primera intervención a finales del siglo XVIII, cuando la picota central fue reemplazada por una pileta.

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Uno de los detalles más llamativos son las verjas, en un cerramiento ornamental de 1.400 metros. Los artesanos locales armaron 100.000 piezas en hierro forjado para soportar a 1.000 postes.

Según Carlos Chávez, director del Departamento Municipal del Centro Histórico, sus colores verde viejo y dorado fueron escogidos de acuerdo al contorno.

En los espacios de jardinería se sembraron 8.000 plantas de diferentes especies como bigotes de gato, botón de oro, lirios, floripondios, cresta de gallo, zigzal, amor constante, amancay, entre otros. La mayoría empieza a florecer, dando un marco colorido.

Los 115 árboles existentes en el lugar como arrayán, cipreses, alcanfor, molle, arupo, palma fénix, saúco y otros, fueron podados. Este ramoneo en los ocho pinos araucarios, sembrados en 1875, por el ex presidente Luis Cordero, desató una polémica. Los vecinos se asombraron ante el desramado y mutilación de uno de ellos, pero los técnicos explicaron que se trató de una poda sanitaria.

Entretanto, en las caminerías se colocaron 4.200 metros de porcelanato, junto a 6.600 piezas de cintas de piedra andesita, materia prima trasladada desde el cerro de Cojitambo, en Chuquipata. Al igual que los 1.400 metros de bordillos de la misma piedra andesita buzardeada.

También se emplazó una glorieta, evocando el diseño original, a más de reponer el mobiliario, mejorar la pileta y adecuar un sistema de iluminación artificial y sonorización.

Una vez que la reapertura ya fue el jueves pasado, ahora la preocupación es la conservación de estas readecuaciones.
En temporadas como las fiesta de Septenario, en junio de cada año, los espacios verdes son destruidos por los transeúntes.

LA OBRA

La glorieta tiene una estructura octogonal, íntegra en hierro, mide 7,20 x 7,20 metros. Allí se realizarán actos culturales.

 El parque aumentó de cinco a nueve metros hacia la calle Sucre. En total alcanza los 6.400 metros cuadrados.

 El presupuesto referencial inicial fue de 520.000 dólares. Falta la liquidación de los costos de las obras.

La remodelación se inició el 9 de julio del 2001 y participaron 300 personas, entre profesionales y obreros.

Monumento histórico. El 24 de mayo de 1931 se inauguró el monumento a Abdón Calderón. El 22 de septiembre de 1927 se contrató al europeo Carlos Meyer para su construcción en bronce.

El nuevo mobiliario  consta de  52 bancas rectangulares de madera, 8 hexagonales y 4 de piedra andesita.

La iluminación la componen 110 luminarias ornamentales  que funcionarán mediante sistema electrónico-digital.

 Doce parlantes, distribuidos estratégicamente, servirán para difundir sonido ambiental, controlado por la Casa de la Cultura.

El riego será por sistema de aspersión y goteo controlado por electroválvulas.