Esmeraldas, territorio ancestral negro, hogar de una cultura multidiversa, rica en formas de resistencia, en lenguajes, en movimientos, en cuerpos que gritan justicia, “es un Palenque vivo” como nos dice Nicha Preciado, presentándonos el territorio que habita.

En el contexto actual, son cada vez más comunes las noticias de violencias sobre Esmeraldas, como si quisieran infundirnos miedo y mantenernos quietas. Sé que hay una realidad de abandono estatal y por ende las violencias estructurales. Por lo tanto, me he preguntado ¿cómo estamos las mujeres, niños y niñas dentro de Esmeraldas? Los informes oficiales y convencionales alumbran cifras de muertes, violencia, problemáticas de narcotráfico, reclutamiento de niños a pandillas, vulnerabilidades de frontera, las enormes brechas de salud, educación, empleo, agua, pero también me gustaría saber cómo están resistiendo las comunidades negras frente estas estructuras violentas y el olvido histórico estatal, por ello, las tres compañeras que se unen hoy a mi voz son mujeres negras que habitan el pueblo ancestral de Esmeraldas que se reconocen en activismo continuo y resistencias desde la diáspora afrodescendiente.

Ellas son; Teodora Lara, fundadora y directora de la Fundación Mujeres de Frontera (FMF), doctora en Relaciones Internacionales. Nicha Preciado, es afrofeminista parte del Colectivo Mujeres de Asfalto, Gestora Cultural y de Diálogo y Comunicadora Social. Diana Ante Padilla es activista ambiental, Maestrante de Integración Contemporánea de América Latina en Brasil, creadora de Diálogo por la acción climática de Ecuador. Son tres voces, que se encontraron en Mama Zamba. Un espacio creativo de arte impulsado por Diana y su colectivo donde construye “Territorio Imaginado” un libro que plasma la potencialidad de las mujeres y juventudes esmeraldeñas. Donde a través de la poesía, la autobiografía, la narrativa, muestran la realidad de habitar un cuerpo negro y un territorio esmeraldeño con historias y desafíos. Aquí, un poema de Nahomi Mosquera, “Agua Fuente”:

Tres personas distintas,

cabeza, manos, corazón.

Tres mujeres que habitan partes

distintas

de un mismo cuerpo.

Una marea de tradiciones que

trasciende,

transmuta, traspasa el espacio y

tiempo.

Y habitan este cuerpo negro

que es tu cuerpo y el de tu madre

y el de la madre de tu madre

y el de la madre de ésta.

Foto de actividades de Mama Zamba. Cortesía de Diana Ante.

Mama Zamba un colectivo dedicado a temas ambientales, de integración con la comunidad LGBTIQ+, y el arte. A inicios del 2023 llevaron adelante Territorio Imaginado con 4 encuentros autoconvocados con facilitación de mujeres esmeraldeñas destacadas. En la misma participaron mujeres adultas y jóvenes quienes son los coautores de Territorio imaginado. La escritura fue la herramienta para denunciar las violencias vividas en los cuerpos, y por supuesto muy necesario en el contexto que vive Esmeraldas. Para Diana Teodora y Nicha este proyecto les permitió creer, soñar y mantener la esperanza para las juventudes de Esmeraldas, además de hacer redes de activismo, de contención, conocer personas haciendo resistencias desde la academia, los emprendimientos, la escritura, la poesía, etc.

Las tres compañeras acuerdan que a pesar de que en los medios nacionales solo se habla de balas, muertes, violencias, ellas están en resistencia activa en territorio. Eso es un ejemplo de Mama Zamba. O en su caso, Teodora, lleva adelante iniciativas de sensibilización en temas de género para fortalecer espacios de dialogo y encuentro desde mujeres. Su interés y trabajo desde la política le han dado un panorama amplio de que las necesidades que tiene Esmeraldas no se lograrán solventar con acciones separadas sino con la inversión del gobierno nacional y los gobiernos seccionales. Para Nicha el problema que lleva ahora Esmeraldas es la negligencia mandataria histórica que ha vivido, y que no es solo un tema de frontera, más bien reconoce el valor tan importante que las comunidades negras de Colombia comparten con Esmeraldas, donde son uno solo como diáspora del Pacífico con cultura y saberes entrelazados. Tanto Diana como sus compañeras reconocen que el grave problema siempre ha sido el racismo estructural la que ha combinado con la precarización, las necesidades versus el narcotráfico, el reclutamiento de la niñez y adolescencia en las pandillas, el encrudecimiento de las violencias hacia las mujeres, entre otras.

Por ello, para Nicha el pueblo negro resiste a pesar de su constante borramiento, folfklorización de sus conocimientos y el de sus ancestras. A pesar de un racismo explícito de la iglesia, resisten con sincretismo religioso como la celebración al Santo San Martin de Porres, con una “celebración negra, donde hay tambores, arrullos, cantoras, una procesión sobre el agua, canoas con un arrullo”.

Para ellas, además del miedo infundido por el contexto actual, está el miedo a ser mujer, y negra, con frecuencia diaria tanto para Diana y Nicha que migraron por estudios a Quito, como para Teodora que migró forzosamente en el 98 a España, el racismo les ha cargado con mucha frecuencia en las ciudades. Y ellas tienen claridad en que a diario se resiste con la vida, con su activismo, junto al pueblo, de mantener viva la memoria oral, sus conocimientos y sus formas de hacer música. Por eso volver a sus territorios y actuar desde allí significa resistir. Por ejemplo, Nicha resiste desde la defensa de los derechos de las mujeres negras con Mujeres de Asfalto, así como también desde el Grupo Manglar, un semillero de música que brinda espacios de aprendizaje para niñas/os de 3 años hasta jóvenes de 25 años. Ha sido un espacio seguro para la liberación contención de emociones, “escuchar el sonido del bombo que te transporta al alma hacia las ancestras también es un ejercicio de resistir ante el miedo, porque preferimos que suene más fuerte el bombo a que suene las balas. Nos están matando, pero estamos resistiendo”.

Taller de Lectura para Mujeres realizada por la Fundación Mujeres de Frontera. Cortesía de Teodora Lara.

Diana me cuenta que tuvo que quitarse el miedo, porque es más grande las necesidades de su pueblo, y porque cree firmemente en ser y seguir formando agentes de cambios. Por su lado, Teodora resistir es continuar con sus ritmos normales de vida sin miedo, continuar peleando por conseguir fondos para proyectos en Esmeraldas que han sido muy difíciles de conseguir de todas las aristas, y continuar ocupando los espacios colectivos con el arte, la formación y la sensibilización para mujeres. Finalmente, Nicha nos enseña que su resistencia está en nombrarse negra, “sabernos negros sin que nos afecte sin que nos duela, (…) yo me reconozco desde la negritud como un ejercicio de reivindicar lo negro como algo bueno porque siempre se ha visto lo negro como algo negativo. Me reconozco como una mujer negra, como una cimarrona, como una mujer que resiste en un palenque vivo con muchas más mujeres donde tratamos de que lo negro no se borre y se visibilice. Y lo que hacemos repercuta en el país entero”.

Ahora sabemos que no solo Mama Zamba ha sido el hilo transformador y conector con otros espacios de resistencia. Hay varias voces y manos accionando y buscando sostenerse. Tanto en el arte, la música de la mano de Nicha y su colectivo; de la cultura, el arte, la academia, donde transita Diana y su familia activista; así como el género y la política donde habita Teodora. Estos son los caminos que las noticias también le deben a Esmeraldas. (O)