La pobreza en Ecuador es del 27,07 % y tiene rostro de mujeres, hombres, jóvenes y familias de pueblos y nacionalidades. La pobreza en las comunidades rurales alcanza el 46,4 % y la pobreza extrema el 22,6 % (INEC, 2023). Según el informe “Latinoamérica indígena en el siglo XXI”, el 49 % de la población originaria de América Latina ha tenido que migrar a las zonas urbanas porque pueden encontrar mejores condiciones de vida, por supuesto la otra mitad está en la ruralidad. A nivel regional, vivir en la urbanidad significaría tener 1,5 más probabilidad de tener más acceso a electricidad, agua, educación primaria, secundaria y 7,7 veces más a la universidad.

Lucha de mujeres amazónicas en Quito

De acuerdo al informe “Desigualdades heredadas”, ser de la ruralidad implica mayor pobreza, la misma que se hereda intergeneracionalmente. Factores como la localización geográfica y el estatus socioeconómico de los padres condicionan las oportunidades laborales y económicas de los hijos/as por las recomendaciones y contactos que pueden proporcionarles. La influencia de la familia puede generar oportunidades de formación/educación del capital humano. En Ecuador un tercio de la población vive en áreas rurales, su salario representa un 40 % más bajo que en la urbanidad. En este caso, la localización y la cuestión de clase refuerzan las desigualdades y la influencia de la familia de mayor estatus significa una traba a la movilidad intergeneracional.

Los síntomas racistas

Ser indígena es una condición que refuerza los niveles de pobreza. Personas de piel más oscura tendrían una desventaja del 7 % en su tasa de desempleo, un 12 % menos probabilidad de acceder a posiciones de gerencia, ser dueños/as de empresas, de tener una formación profesional, o solo podrían acceder a empleos con menor salario respecto a quienes tienen la piel más clara. Una razón importante es la brecha de la educación ya que las personas de pueblos y nacionalidades de la ruralidad tienen menores oportunidades de educación formal y de experiencia laboral. La educación intercultural bilingüe, que ha sido una lucha por los pueblos, hoy carece de innovación, calidad e inversión. Esto influye directamente en el nivel de formación de los niños y su futuro, lo que da como resultado mayores niveles de pobreza con rostro indígena.

Resistencias de las mujeres negras en Esmeraldas

El ser rural, ser indígena y ser mujer agravan más las cuestiones de pobreza. A pesar de que solo el 12 % de los hijos/as logra finalizar estudios universitarios cuando sus padres no pudieron hacerlo, las diferencias entre una mujer indígena de la ruralidad de piel oscura con la misma profesión y la misma edad que una mujer blanca mestiza de la urbanidad, las posibilidades de salir de la pobreza significan enfrentar algunas brechas ya mencionadas; además de los roles y responsabilidades socioeconómicas que se asumen como kichwas, el sentido de cuidado de los padres, de los hermanos (si la familia es numerosa), así como de la comunidad. Sin duda, la pobreza con énfasis en la etnicidad y género en Ecuador merece ser estudiada, así como proponer alternativas. Es necesario que el Gobierno invierta tanto en la educación intercultural bilingüe como en las políticas públicas contra la discriminación para combatir la pobreza. (O)