Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados por los líderes mundiales en el 2015, está el compromiso de acabar con el trabajo infantil. En Ecuador, sin embargo, un informe elaborado por 25 organizaciones no gubernamentales y un centenar de expertos señala que el empleo infantil alcanza a 370.000 menores.
La lucha de los Gobiernos se evidencia insuficiente, de acuerdo con el estudio presentado en la Pontificia Universidad Católica de Ecuador (PUCE) el 4 de junio, según publicó la agencia EFE. El reporte anota un incremento del 37 % en empleo infantil en comparación con el 2022, cuando el número de niños trabajadores fue de 270.340 en el país.
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El 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. El lema de este año expuesto por las Naciones Unidas es “¡Cumplamos con nuestros compromisos: pongamos fin al trabajo infantil!”.
A nivel mundial hay 160 millones de niños que trabajan, lo que representa uno de cada diez menores, anota Naciones Unidas. El mismo organismo reconoce que el crecimiento económico reducido de los pueblos no logra aliviar la presión de las familias que recurren al trabajo infantil.
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Aunque a nivel general hubo una disminución del 16 % al 9,6 % de trabajo infantil entre el 2000 y el 2020, los Gobiernos no pueden sentirse satisfechos.
El trabajo infantil es padre y madre de la desigualdad y la exclusión social. Un niño que trabaja deja las aulas o acorta el tiempo para su educación; su alimentación es deficiente y en consecuencia su salud también se ve afectada.
El abandono escolar se traduce en la condena a no acceder a un mejor trabajo en edad adulta por falta de conocimientos. Un niño laborando, además, se vuelve presa apetecida de grupos delincuenciales que buscan reclutarlos.
El día de la lucha contra el trabajo infantil es oportuno entonces para que las autoridades revisen las fallas del sistema y garanticen el respeto de los derechos de los niños para darles protección y esperanza de un mejor país. (O)