El estado de excepción rige por 60 días acorde al Decreto Ejecutivo 110 y podría extenderse 30 días más. El presidente Daniel Noboa casi lo da por hecho cuando refiere que se están dando golpes importantes con las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, lo que no se puede parar.
En declaraciones del 22 de enero, el mandatario anunció un sistema de semaforización por cantones para la aplicación del toque de queda, entre otras medidas, lo que hace respirar al sector productivo que acoge con esperanza la posibilidad de ampliar horarios de atención en negocios.
Hay cosas puntuales que definen las decisiones del Gobierno. Una por destacar es el análisis basado en los niveles de riesgos por sector y corresponde a autoridades locales, gremios y ciudadanía entender y respaldar todo lo que implique aportar a la recuperación de la paz.
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Por otra parte, si el régimen anuncia una semaforización, debe tener en su plan un método de focalización eficaz que permita controlar la inseguridad de los diferentes sectores del país.
Los golpes al narcotráfico son indicativos de que hay resultados en el trabajo conjunto de Fuerzas Armadas y Policía Nacional. Solo en el cantón Ventanas, en la provincia de Los Ríos, el Ejército decomisó cerca de 22 toneladas de droga.
Entre el 9 y 20 de enero, con la ejecución del plan de seguridad Fénix, las fuerzas del orden detuvieron a 2.578 personas, 158 de ellas serán procesadas por presunto delito de terrorismo.
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Tiene razón el presidente cuando afirma “no podemos creer que esto se ha solucionado en dos semanas”. Es por ello que todas las medidas que se adoptan tienen que definirse con análisis extremo.
Hay coincidencia en la necesidad de reactivar la economía. Ese contexto demanda de la prudencia y colaboración para cumplir con las recomendaciones que se marquen desde el Gobierno para ganar la batalla a los grupos delincuenciales. A la labor de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional tienen que sumarse la justicia y todos los organismos del Estado. (O)
