Durán es un cantón en emergencia y no se trata de una declaratoria, sino de una situación que se agrava y apremia la acción de las autoridades más altas. La inseguridad que se vive en esta ciudad, vecina de Guayaquil, no es nueva, pero sí aumenta sus niveles hasta llegar inclusive a instituciones como el gobierno local.
Amenaza de bomba en las inmediaciones del Municipio de Durán
El 14 de febrero de 2022, dos cadáveres colgados de un paso peatonal de Durán mostraron una violencia para la que los adjetivos se quedan cortos. En mayo de ese mismo año, el descubrimiento de escuelas de sicarios en esa jurisdicción se convirtió en noticia mundial.
Peligrosas bandas delincuenciales se apropiaron de sectores de Durán donde hasta el alcalde Luis Chonillo sufrió un ataque armado solo un día después de su posesión. Tres personas murieron a causa de las heridas sufridas en ese suceso.
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Ayer, a las 13:20, el Municipio alertó a la Policía Nacional de una amenaza de bomba en las inmediaciones del parque automotor del cabildo.
Los operativos que se desarrollan evidentemente son insuficientes. La Policía Nacional tiene personal capacitado con el que se deben redefinir las estrategias para no tener que lamentar más ataques mortales que también han enlutado a la institución armada, como con los dos policías que daban resguardo al alcalde Chonillo el 15 de mayo pasado.
El Gobierno central junto con el cabildo están en la obligación de coordinar medidas de seguridad. Activar los organismos de inteligencia y replantear las metodologías de acción. Todo esfuerzo es válido.
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Los lamentos y acusaciones no conducen a soluciones. La exigencia sí debe ser permanente para que las ciudades del Ecuador dejen de ser epicentros de asesinatos, extorsiones y ataques armados. Por la vida de los ecuatorianos es hora de ver mayores resultados y que entes diplomáticos no recurran a recomendar a sus ciudadanos no visitar ciertos sectores para salvaguardar su integridad como alternativa a la inacción local. (O)