Las actividades cotidianas continúan retomándose en las ciudades donde las cifras de contagio de COVID-19 se registran a la baja. De manera que algunos sectores que han resultado muy afectados durante más de un año de pandemia empiezan a planificar su recuperación. El sector del transporte público podría ser uno de ellos.
A los operadores del transporte público les afectó sobremanera la disminución de pasajeros; muchos no han podido dar mantenimiento a sus unidades y ello repercute en inseguridad vial al no poder estar seguros de que los vehículos estén en buenas condiciones. En Guayaquil, cerca del 70 % de los buses no cuenta con la revisión técnica vehicular, a casi tres meses de que finalice el año.
Esto, a pesar de que por las afectaciones económicas de la pandemia, de las dos revisiones técnicas vehiculares anuales, este 2021 solo se exige una. Pese a esta flexibilización, unos 1.800 de los 2.650 buses que operan en la ciudad no cuentan con el chequeo oficial.
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El gremio de los transportistas argumenta que la difícil situación económica no les permite dar el debido mantenimiento a los buses para que aprueben la revisión. Desde la Federación de Transportistas Urbanos de la Provincia del Guayas (Fetug) se señala que unos 300 buses están inactivos por falta de mantenimiento y otros no podrán rodar sin recibir sanción a partir del 31 de diciembre.
Conscientes de los riesgos que representan los buses sin aprobar la revisión, ese gremio solicita a las autoridades que implementen medidas como la focalización del precio del combustible y un nuevo modelo tarifario. Sin embargo, la ciudadanía, que también lidia con los estragos de la pandemia, podría no estar preparada para asumir en los actuales momentos un alza del pasaje.
Probablemente haya que pensar en alternativas de menor impacto, con la premura que amerita el asunto, pues no se debe seguir postergando el mantenimiento de los buses y su revisión. De ello depende la seguridad de pasajeros y peatones. (O)