Peligrosamente la violencia se impone a la racionalidad. No se trata de un solo escenario o un país aislado, sino que se extiende sin que los ciudadanos y gobiernos reaccionen en búsqueda real de la paz.
El mundo católico conmemora este viernes, 29 de marzo, la pasión y muerte de Jesús. En Ecuador, la Iglesia ha sugerido a los feligreses acudir a las procesiones vistiendo de blanco para orar por la paz.
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En Roma, el papa Francisco pidió la paz como don de la pascua de Dios. El llamado del pontífice es por el cese de la guerra en Ucrania, Israel y Palestina.
El papa Francisco acude a la cárcel de mujeres de Roma para la misa del Jueves Santo
Los creyentes harán sus oraciones, sus peticiones. Mas a todos corresponde hacer esfuerzos adicionales por desterrar la violencia como del terrorismo, el sicariato, los secuestros, la extorsión, la delincuencia en general, el canibalismo político, las agresiones sociales, el femicidio y otros.
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Hay demasiada distancia que sin percibirlo puede conducir al caos.
Dónde inicia y termina la procesión del Cristo del Consuelo 2024
La reflexión no puede ser solo para las religiones, sino para todos los campos de la sociedad. Los políticos tendrían que aprovechar su liderazgo para tender puentes con acuerdos transparentes que permitan mediante la gestión de políticas de Estado ofrecer mejores días a sus países, crear condiciones de cooperación con sus vecinos fronterizos y homólogos en beneficio de sus pueblos.
Que las vecindades vuelvan a ser comunidad, sin importar si están ubicadas en sectores suburbanos o en zonas exclusivas, para que haya armonía y solidaridad en momentos conflictivos. Hoy difícilmente se conocen entre los que viven en una casa junto a la otra.
Las formas de vida y comunicación han cambiado, se puede tener amigos al otro lado del mundo a través de redes sociales y ser un perfecto desconocido con el vecino o compañero de clases.
Vale la pena pensar si acortar distancias, ser más amigables, buscar acuerdos, soluciones en lugar de conflictos pueden aportar a una mejor sociedad. La reflexión no es una cuestión exclusiva de religiones, sino de convivencia y paz. (O)