Legislar y fiscalizar con oportunidad, excelencia y transparencia para aportar al desarrollo integral del Estado. Esta es la misión de la Asamblea Nacional detallada en el artículo 1 del Reglamento Orgánico Funcional del Legislativo. El Ecuador de hoy requiere de un compromiso sin precedentes de los parlamentarios que se instalarán este viernes 17 de noviembre. Si estarán a la altura de las circunstancias de un país donde se aplicó la muerte cruzada, por primera vez en su historia, se podrá palpar desde el fin de semana que se aproxima.
Aún sin instalarse se habla de pactos, acuerdos y repartos. El uso de la terminología en las reuniones que se adelantan pone una carga negativa. Conviene entonces llenarse de transparencia en torno a las elecciones internas en el Legislativo, así como la asignación de titulares e integrantes de sus comisiones.
¿Debe haber un acuerdo? Definitivamente sí. Un acuerdo en favor de la democracia, de la gobernabilidad y del desarrollo integral del Estado como reza el Reglamento Orgánico Funcional de la Asamblea Nacional.
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Las comisiones legislativas deben integrarse priorizando las capacidades de los asambleístas y no por cálculos políticos e intereses partidistas. Ahí está la diferencia. Las condiciones y supuestos intentos de impunidad son lo que genera rechazo.
La ciudadanía está hastiada de las confrontaciones, de una política sin respeto a la ética ni a los valores, de acuerdo a lo que se reflejó en las urnas. La votación en plancha favoreció a algunos candidatos porque no se eligió por nombres sino por agrupaciones políticas. Hoy tienen la oportunidad de reivindicarse, de devolver a la Función Legislativa un poco de prestigio y demostrar que son capaces de ejercer sus funciones con honestidad, responsabilidad, transparencia y servicio.
El tiempo se encargará de mostrar si los acuerdos a los que lleguen Ejecutivo y Legislativo serán firmes y respetando el juramento de servicio al país. Luego la ciudadanía será el mejor juez de los actores políticos en quienes confió. (O)
