Al final de la tarde del 21 de agosto pasado la marea en el río Guayas estaba baja y desde el puente de la Unidad Nacional se dejaba ver una masa de arena, como extensión del islote El Palmar, que casi llegaba a la orilla. La operación de la draga en la zona se inició el 24 de junio y se paró el 29 de julio. Un daño, provocado por un tronco, según la Prefectura del Guayas, causó que se detenga el dragado que considera se reactivará en ocho días.
Aunque se ha dicho en infinidad de ocasiones que la solución a las inundaciones no depende únicamente del dragado, sí es una tarea impostergable que debía llegar acompañada de otras acciones a lo largo de la cuenca del río Guayas.
Las autoridades han anticipado que las condiciones son favorables a un evento de El Niño, lo que hace más necesarias las medidas de prevención de inundaciones. Para el último trimestre del año se esperan las primeras manifestaciones del fenómeno natural en Perú y Ecuador. En ese contexto, urge la reactivación del dragado.
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Autoridades como la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, han emprendido en sus redes sociales campañas de prevención y preparación para que no tome por sorpresa el fenómeno de El Niño.
El 26 de julio en su cuenta de Twitter el presidente Guillermo Lasso anotaba que no se podía predecir su intensidad, pero hay que prepararse y su gobierno coordina con municipios y prefecturas obras de limpieza de drenajes, alcantarillado y agua potable. El régimen destinó 200 millones de dólares del presupuesto del Estado para la emergencia, también anunció una campaña de comunicación para alertar de medidas de preparación a la población, pero aún no se la observa.
El periodo electoral no puede ser un distractor para la prevención. Gobierno, alcaldías y prefecturas están obligados a informar y desarrollar obras de mitigación para que las inundaciones o deslaves no causen hechos lamentables. Para octubre o noviembre se prevén los primeros eventos de El Niño, esta vez está anunciado, no hay pretextos para no atenderlo. (O)