Ecuador ama a su Selección de fútbol. La apoya, celebra sus triunfos y también cuestiona su desempeño cuando pierde, porque al final este deporte es pasión. Asimismo exige, en la cancha y fuera de ella, con el derecho que le da sentirla su Tri.
Los futbolistas son jóvenes que como cualquier otro tienen ansias de entretenimiento y diversión, pero cuando están convocados deben regirse por normas de disciplina en función de su responsabilidad y rendimiento. Adicionalmente, tienen el deber de recordar que son un modelo de conducta para niños y adolescentes que los ven como sus ídolos.
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La filtración de un video el pasado 25 de marzo, en redes sociales, expuso a Robert Arboleda, junto con Gonzalo Plata y Kendry Páez, en un club nocturno de Nueva York, antes de un juego amistoso contra Italia, perdido el domingo pasado. Mientras el primero exhibía un fajo de billetes, una bailarina se esmeraba con movimientos sensuales frente al menor de edad Páez.
Estrellas del balompié internacional como Diego Armando Maradona (+) protagonizaron excesos, agresión a mujeres y otros actos que opacaron sus carreras. En octubre pasado, Neymar, Vinícius y Richarlison estuvieron inmersos en un escándalo cuando se denunció que organizaron una fiesta en el hotel de concentración antes del partido de Brasil ante Venezuela.
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Ante el más reciente caso de indisciplina en la Selección, la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) establece que los tricolores estaban en un horario libre, pero recalca que los hechos difundidos son “contrarios a los valores y principios que defendemos y promovemos como institución, los cuales serán motivos de análisis para las futuras convocatorias”.
La respuesta de Arboleda a los reproches por la estancia en un centro nocturno fue desafiante: “Desde ahora en mis días libres me pondré a leer la Biblia”, posteó.
Es lamentable que nuestros futbolistas arriesguen sus carreras por indisciplina. El Ecuador los quiere ver en el Mundial, los quiere ver triunfar, no en actos que desdibujan su imagen y minan su respeto. (O)