Las elecciones presidenciales del 2025 tienen fecha: serán el 9 de febrero de ese año, de acuerdo con el calendario aprobado este mes por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Los actores políticos muestran prisa y al menos diez nombres son mencionados entre los precandidatos.

La precoz carrera hacia Carondelet en un periodo corto como el que se vive, fruto de la muerte cruzada suscrita el 17 de mayo de 2023 y en medio de un conflicto armado interno declarado el 9 de enero pasado, implica mucha responsabilidad de quienes pretenden postularse.

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La polarización y el ataque sin argumentos ni pruebas entre tendencias y posibles candidatos no hacen bien al país, tampoco tienen simpatía entre los electores. Un baño de madurez política es más efectivo.

Ecuador apenas empieza a superar la crisis de gobernabilidad del 2022 y 2023 y enfrenta una lucha contra el crimen organizado, narcotráfico y terrorismo. En ese contexto, una precampaña presidencial debe manejarse con racionalidad. La ciudadanía cada vez tiene más rechazo hacia la conflictividad y la demagogia, pero sí reclama acciones permanentes contra grandes problemáticas, como la inseguridad, desempleo, corrupción, y otras.

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Aunque el presidente Daniel Noboa en una entrevista habló de la posibilidad de reelección, en otra alocución dijo que no es su prioridad. En efecto, para el mandatario o cualquier otro político la prioridad debe ser la solución de los problemas del país, y ya el tiempo y la población hablarán de preferencias en su momento.

Otros nombres que suenan son Carlos Rabascall, Pedro Granja, Elsa Guerra, Cristina Reyes, Jan Topic, Andrea González, el expresidente Guillermo Lasso, Henry Cucalón, Luisa González y Otto Sonnenholzner. Las definiciones están pendientes, incluso algunos de los nombrados hasta ahora no han confirmado una participación y otros dicen esperar a las primarias de sus partidos. Lo cierto es que hoy más que nunca las campañas están obligadas a llevarse con transparencia, responsabilidad, madurez y propuestas. (O)