Este 14 de octubre Ecuador despedirá a Baltazar Ushca, conocido como el Último hielero del Chimborazo, un hombre que no solo puso en los ojos del mundo un oficio ancestral que es parte de la cultura del país, sino que representa al ecuatoriano trabajador, emprendedor, al que no se rinde en busca de superación.

“Su dedicación y su historia han inspirado a generaciones, convirtiéndolo en un símbolo de resistencia, resiliencia, cultura y amor por nuestras tradiciones”, dice la esquela en la que el 11 de octubre el Municipio de Guano anunció que él había fallecido luego de un accidente ocurrido en medio de una jornada laboral: un toro lo golpeó con fuerza y pese a la atención médica no lo superó. El respetado Baltazar ha muerto, pero el Estado no se puede permitir que su legado muera en la memoria colectiva del Ecuador.

Un posteo del Ministerio de Cultura y Patrimonio lamenta la pérdida y proclama a Baltazar ícono de la cultura, además resalta que su legado y tradición ancestral seguirán vivos en la memoria de la población. Es obligación de las autoridades velar para que así sea.

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En vida el Último hielero del Chimborazo pudo participar y ver documentales que honraron su trabajo a nivel mundial, parte de su familia aprendió el oficio junto a él; en 2022 el periodista ucraniano Dmytro Komarov lo entrevistó y le dio herramientas para embotellar agua obtenida de los glaciares del Chimborazo que hasta entonces Baltazar solo vendía como hielo en el mercado local. En 2018 escribió por primera vez su nombre como parte de un programa de alfabetización y dos años más tarde era noticia nacional que había terminado su educación primaria.

Así fue Baltazar, quien murió a los 80 años. Tuvo una vida llena de historia que es menester conservar, por cultura y representación. Le corresponde al Gobierno central, a los de Chimborazo y Guano y a todos los ciudadanos mantener su legado cultural, pero también de ecuatoriano trabajador y pujante, valores que hacen grande a un pueblo. (O)