En pleno centro de Guayaquil, en la avenida 9 de Octubre entre Esmeraldas y José Mascote, el edificio Fantasía, de doce pisos, que fue desalojado el año pasado, está visiblemente inclinado y causa temor a vecinos y transeúntes. Ayer, en una entrevista radial, el alcalde Aquiles Alvarez aseguró que la edificación está próxima a ser demolida.

Con toda seguridad la noticia da alivio a quienes expresaron por medio de este Diario su preocupación. La declaración del jefe del cabildo, sin embargo, levanta una alerta adicional, pues advirtió que como este edificio “hay algunos más”. Tal y como en la planta baja de la infraestructura en cuestión técnicos del cabildo colocaron vallas metálicas y señaléticas de peligro se debe hacer en los otros a los que se hace referencia.

Es posible evitar desgracias cuando hay inspecciones y se toman medidas. En ese punto será el Municipio de Guayaquil el que deba notificar, alertar y apresurar las demoliciones que se requieran por vetustez o fallas de construcción.

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Si bien una demolición debe desarrollarse de manera técnica para no afectar el entorno ni poner en riesgo vidas, la situación amerita celeridad con responsabilidad.

En la declaración del alcalde se puede intuir que hay un trabajo en esa línea o en el diagnóstico situacional de varios edificios de Guayaquil.

La academia y el sector de la construcción pueden convertirse en aliados en el proceso si así lo demanda la Municipalidad. La ciudadanía, por su parte, está llamada a alertar de cualquier anormalidad para que la autoridad actúe.

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El trabajo colaborativo siempre será beneficioso para la ciudadanía. De hecho este martes en la tarde estaba prevista una reunión técnica para explicar a habitantes de la zona donde está el edificio Fantasía cómo podría darse su demolición.

Es obligación de autoridades y ciudadanos estar vigilantes a cualquier situación que signifique riesgos para actuar con el fin de evitar desgracias. (O)