Si a todos los sectores les preocupa la inseguridad y se exige que desde el Gobierno se actúe con políticas públicas eficientes para combatirla, ¿cómo es que no se halla la manera de unir esfuerzos y arribar a consensos para alcanzar la meta en común?
Tampoco está resultando suficiente actuar en reacción a la delincuencia, se torna necesario desincentivar las motivaciones que conducen a delinquir. En ese sentido, hay que pensar maneras eficientes y expeditas de detectar los dineros y bienes mal habidos y cómo quitárselos, incluso a testaferros y herederos.
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En la Asamblea Nacional, que cuenta con representantes de todas las tendencias políticas, se instaló el pasado jueves una mesa técnica con convocados de otras entidades del Estado, que en 60 días se propone tratar el tema de la inseguridad, con el propósito de ajustar la legislación en temas de seguridad integral y responder a la ola de violencia y delincuencia.
Al participar, el inspector general de la Policía dijo que las reformas deben enfrentar y neutralizar dos problemas: uno, más del 85 % de las muertes violentas están vinculadas al narcotráfico y, dos, en el 83 % se usa arma de fuego. También se propone reformar la imputabilidad de los menores de edad y la tenencia de armas. Y habrá que tratar cómo depurar los cuerpos de uniformados, el control y rehabilitación en las cárceles, la recurrente falibilidad intencional o no de los operadores de justicia, nexos de políticos y delincuentes...
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Pero, sobre todo, se debe considerar que entre los principales incentivos para delinquir está la obtención rápida de lucro en cantidades que no se lograrían con trabajo honesto. Esas enormes cantidades de dinero que se obtienen con actos de corrupción por intermediación política o con el narcotráfico son imposibles de esconder y los nuevos potentados se ven en la necesidad de aparentar actividades empresariales para dar un cariz de legalidad a sus fortunas o ponerlas a nombre de terceros. Extinguir esos activos mal habidos debería ser la mejor manera de desincentivar la corrupción y la delincuencia. (O)