El que una persona tenga de compañero a una mascota está comprobado que mejora su vida. Por ende, es importante cuidarlos con responsabilidad, para que luego los errores de su dueño no sean causa de accidentes trágicos que marcan, por ejemplo, a un perro y su raza como símbolo de violencia y agresividad. Lamentablemente, el último caso ocurrió el pasado 24 de junio, cuando un menor de 3 años murió tras ser atacado por un perro de una raza usualmente ligada a actos similares.

Un reportaje de este Diario recoge que en el 2022 el Ministerio de Salud atendió 11.680 casos de mordeduras y que hay 17 razas que son potencialmente peligrosas, pero de las que su accionar depende de la forma en que se dio su crianza.

Hay casos de violaciones y maltrato a perros, lo que puede determinar su nivel de agresividad, dicen expertos

Algo para tomar muy en cuenta, puesto que muchas veces el ser humano es el que forma el carácter de estos animales, que también suelen ser víctimas de comportamientos irracionales por parte de personas que decidieron cuidarlos. Por eso llega a indignar que haya veterinarios que denuncian incluso abusos sexuales de pequeños animales. Un maltrato que es penado por la legislación del Ecuador.

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En Guayaquil, según ordenanza, quienes tienen un perro de la lista de razas ‘impetuosas’ deben pasar un examen psicológico para saber si cumplen con la estabilidad emocional suficiente para tenerlos a su cargo sin un peligro para el perro o le den una crianza errónea.

Especialistas recomiendan en ese tipo de razas, además de darles una crianza correcta, esterilizar para ayudar a generar más docilidad.

‘El animal no está genéticamente condenado a ser agresivo’: Yvonne Roca, de la Fundación Rescate Animal, explica la importancia de la crianza de los pitbull

Desde 2019 hasta el 26 de junio de este año se reportaron en la Comisaría de Bienestar Animal 3.799 denuncias relacionadas con el comportamiento de mascotas, ya sean por maltrato animal o ataques.

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Al final, la responsabilidad de lo que sucede con un perro –u otra mascota o animal que se pueda tener en casa– recae en el encargado de su cuidado. Algo que debe tomarse con la seriedad necesaria para aportar a la convivencia entre ciudadanos y entre personas y animales. (O)