El país vive un dilema de cara a la definición presidencial del próximo domingo 13 de abril. Por un lado, ejercer el voto libre y con responsabilidad ciudadana, en busca de esperanza por mejores días de prosperidad, y por otro lado, ir al suicidio colectivo, cerrados los ojos y obnubilados, presionados por aquellos que pugnan a como dé lugar en volver al poder en busca de impunidad.

Se trata de un momento crucial, de ejercer un voto libre pero de manera informada y responsable, meditada y reflexiva, un voto útil, no alienados que repiten lo que les dicen, muchas cosas mentiras, sin respaldos, pero que les lanzan, sin darse cuenta de que está en juego el futuro del país y de las nuevas generaciones.

Ese es el reto

En medio de un momento delicado, está en juego el futuro de la dolarización. Mientras un finalista habla de su fortalecimiento, en la otra candidatura han existido declaraciones públicas, y en el fondo piensan así, cuando han dicho que no creen en la dolarización, que harán una dolarización a la ecuatoriana, es decir con ecuadólares, que no servirán sin un verdadero respaldo, como sí ocurre con el único dólar verdadero, el billete americano, que circula en el país y que la gran mayoría de los ecuatorianos respalda y defiende. Ofrecen dólares locales, los ecuadólares, que hoy no existen y si no hay los crearán, sin respaldo.

Han hablado de tomarse dólares del Banco Central, aunque legalmente no es viable pero en Ecuador todo es posible, con cualquier pretexto que se exhiba de llegar al poder. Pero han señalado que se tomarían los recursos que pertenecen al gobierno, que es lo más pequeño, cuando la gran mayoría de recursos pertenece a los cientos de miles de usuarios de los bancos y cooperativas, que las instituciones financieras tienen depositado como encaje bancario y ahorro de respaldo.

Los más golpeados, que no reparan en eso, serían las clases media y baja, que con la dolarización desde hace 25 años les ha permitido vivir con certezas, poder acceder a un crédito hipotecario para adquirir una vivienda o cambiar su vehículo con certidumbre y sin sobresaltos, que durante el pago de las deudas no habrá cambios por la inflación ni de la paridad cambiaria.

El un candidato busca alianzas y ayuda internacional en medio del conflicto armado interno, el combate a los grupos delincuenciales organizados transnacionales, el narcotráfico y la narcopolítica, y para ello se reúne con el presidente de los EE. UU., que puede ayudar mucho al país.

La otra candidata admira y anuncia su reconocimiento a la dictadura de Venezuela, que no ofrece nada, que ha conculcado los derechos y las libertades y que le tiene sumido a su pueblo en la pobreza y la miseria, lo que le llevará al Ecuador al aislamiento internacional y luego argumentar que por culpa del bloqueo se vive la crisis.

¿Puede haber ecuatorianos ilusos, desorientados y desinformados que estén de acuerdo, en contra de su voluntad y de sus familias, con la desdolarización y también rechazar la ayuda que ofrece la primera potencia del mundo (EE. UU.) en medio de las angustias por la violencia e inseguridad y la necesidad de fortalecer nuestro comercio exterior? Solo razonen, porque está en juego el presente y el futuro del país. (O)