Pedimos que el Gobierno actúe con severidad y energía para combatir a los delincuentes y la inseguridad que nos acogota y afecta los negocios, pero no le damos los recursos que necesita para su trabajo.

Movilizar a las Fuerzas Armadas y a la Policía cuesta: alimentos, gasolina, municiones, sueldos que deben ser pagados al día para que soldados y policías se dediquen a sus trabajos. El dinero no sale del aire, no hay árboles que fructifiquen billetes. Somos convencidos de la protección ambiental, hermoso principio, pero no nos damos cuenta de que en la práctica le hemos quitado recursos al Estado, como la explotación de los campos petroleros del Yasuní.

IVA vs. paz

¿Qué alcance debe tener el accionar de las Fuerzas Armadas durante el conflicto armado interno en Ecuador? Esto dicen nuestros columnistas

Es demagógica la salida de que el fisco recaude impuestos a quienes le deben y que haga pagar más a los ricos. Ya pagan y claro que hay que cobrar, pero ni siquiera tenemos cifras precisas de las deudas o no se las informa.

La única fuente que tiene el Estado para pagar sus gastos son los impuestos. Claro que a nadie le gusta pagarlos, aunque hay algo de necedad en la afirmación de que “pago impuestos para engordar la burocracia”, pues en esa burocracia están los profesores, los médicos y el sistema de salud y la defensa del orden público que nos dan las Fuerzas Armadas y la Policía. Por esta necesidad pide incrementar el IVA al 15 %. Salvo los corruptos, el dinero se usa para que el Estado cumpla sus fines. Negar apoyo al inevitable incremento no es lo más patriótico. Hay partidos que creen que van a perder votos si incrementan los impuestos. Si fuera para gastos superfluos tendrían razón. Pero ahora lo correcto es darle al Estado el dinero, que nos devolverá con mejor seguridad. Así podremos crear riqueza y vivir mejor, en paz y sin miedo.

Héroe o villano...

También se pide ahorrar el gasto. Está bien, pero parte de ese gasto se diluye en subsidios como el de los combustibles. Pero este se ha vuelto un tema intocable. Es como si se quisiera entrar en una gruta en cuya entrada está un fiero dragón capaz de causar mucho daño. Hay dirigentes politizados que han hecho razón de vida la oposición a que se eliminen o focalicen tales subsidios. Ya han amenazado al Gobierno con paralizaciones. Si se dan, se han probado muy dañinas, cebándose en destruir partes de nuestra capital y cerrar las carreteras. Los primeros en sufrir son los pueblos de la Sierra, los agricultores, los floricultores, los empleados de las petroleras a quienes hasta ofenden de obra. Y los dirigentes presentan exigencias al Gobierno como si fueran pliegos de peticiones de trabajadores sindicalizados y dicen representar al pueblo arrogándose tal función. Será bueno que en la próxima elección presenten un candidato a presidente para conocer su real potencia política. Porque hasta aquí se han destacado por la violencia de los estallidos y la insensatez de algunos legisladores.

El Gobierno tiene en esas dos fuentes bastante del dinero que necesita para superar la crisis actual. No es simpático tratar estos temas, pero es mi deber patriótico hacerlo, así disguste a muchos.

También debo insistir en derogar la Constitución de Montecristi de la cual abusan los mafiosos. (O)