Por Inés Zavala Alarcón
El síndrome inflamatorio multisistémico en niños está relacionado con el COVID-19. Es caracterizado por un proceso inflamatorio que afecta varios órganos, como corazón, pulmones, cerebro, tubo digestivo, riñones, vasos sanguíneos, piel y ojos.
No está claro si se trata de una complicación posinfecciosa o una complicación primaria de la infección por el coronavirus. Se produce como consecuencia de una respuesta inmunitaria excesiva producida por el COVID-19 en los niños.
Los niños pueden sufrir este síndrome, desde el nacimiento hasta los 19 años, pero la mayor incidencia está en el grupo de entre 3 y 19 años de edad.
Esta presentación grave ocurre en niños, de dos a cuatro semanas después de haberse infectado con COVID-19. Se caracteriza por un cuadro clínico que incluye fiebre de más de tres días de evolución, acompañado de dos de las siguientes manifestaciones: conjuntivitis bilateral no supurativa, signos de inflamación mucocutánea (boca, manos, pies), rash generalizado, síntomas gastrointestinales como dolor abdominal, diarrea y vómito, hipotensión arterial o choque, signos cardiovasculares de insuficiencia cardiaca. Con evidencia de COVID-19 en pruebas de antígeno o serología positiva o antecedente de haber tenido contacto probable con pacientes con coronavirus. Por la gravedad del cuadro requieren manejo en unidades de cuidados intensivos. También se han observado, relacionado con este síndrome, complicaciones neurológicas en cerebro, médula espinal y nervios, que pueden aparecer en fase aguda o posinfección del COVID-19.
El reconocimiento y diagnóstico temprano de este síndrome en niños y adolescentes con COVID-19 es muy útil para identificar a los niños que requieren tratamiento oportuno, prevenir la insuficiencia cardiaca aguda y para mitigar la transmisión de la enfermedad. Prevenir morbilidades y mortalidad alta es la clave.
Los padres y las comunidades pediátricas deberán estar alertas de la existencia de esta enfermedad relacionada con la infección por el COVID-19, que tiene similitudes con la enfermedad de Kawasaki, pero que tiene más riesgo de complicaciones multiorgánicas.
Todos los niños pueden enfermarse de COVID-19, aunque la mayoría suele ser asintomática o pueden presentar síntomas leves. Sin embargo, siempre está el riesgo de presentar la forma grave de la enfermedad por coronavirus que es el síndrome inflamatorio multisistémico. La mejor manera de prevenir que el niño contraiga este síndrome es mantener medidas que ayuden a evitar su exposición al COVID-19; esto es, “quedarse en casa y no exponer al niño”. Limitar el contacto con otras personas tanto como sea posible. Mientras más numeroso el grupo de personas con las que el niño interactúa, mayor es el riesgo. Al menos el 50 % de las infecciones por COVID-19 provienen de los asintomáticos, constituyendo esto en un aspecto muy importante en la transmisión comunitaria.
La pandemia sigue teniendo consecuencias en la salud de los niños. El mejor control es la prevención: el buen uso de mascarilla, no exponer de manera innecesaria a los niños y la vacunación cuando esté disponible para los niños. (O)