El mundo judicial me es familiar desde hace muchos años. Por esas cosas de la vida aprendí a escribir a máquina alrededor de los diez años. En aquella época mi papá me dictaba sentencias laborales, que yo tipeaba en la vieja máquina “Adler”. Obviamente, no tenía idea de la seriedad de lo que tipeaba.
Los años pasaron y mi papá fue ascendido a ministro juez de la Corte Superior de Guayaquil por iniciativa de un juez de la Corte Suprema, Gonzalo Zambrano P., a quien le parecían muy buenas las sentencias referidas. Conservó mi papá su cargo hasta el año 1988 en que se le acabó el periodo, no tenía contactos en la Corte Suprema de la época y no fue reelegido. Tuvo la intención de regresar a la Función Judicial como juez civil, pero no alcanzó los votos. Para no alargar la historia, murió al año de salir de la Corte Superior. Sobrevivió (sobrevivimos) con los fondos de reserva del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS, (yo aún era estudiante). Su economía nunca fue muy buena. Vivía de su sueldo. Una semana antes de morir se enfermó. Y pagamos la clínica gracias a la ayuda de su hermana Lola, que vino del exterior.
Esta historia, que pocas veces la cuento, solo tiene el propósito de representar que la honradez de los jueces ha sido, es y será posible, y que los jueces honestos no tienen ninguna posibilidad de grandes comodidades ni de ahorros importantes. Pero ese es el precio de la honradez, que ahora algunos jueces, según parece, no están dispuestos a pagar.
Solanda Goyes se sumará al pleno del Consejo de la Judicatura en reemplazo de Xavier Muñoz
Un allanamiento reciente mostró que un exjuez vivía en una casa que parecía de un artista famoso.
Los chats del caso bien llamado “Metástasis”, que ha publicado la Fiscalía General del Estado, revelan un nivel de corrupción que no era imaginable por sus profundidades, por la amplitud de su ámbito y por su mismo origen.
Al Estado le corresponde... garantizar nuestros derechos y permitirnos vivir en paz.
Una persona aparentemente tenía extraordinaria influencia por su poder para comprar funcionarios y particulares. De remate, algunos jueces que sueltan a presuntos delincuentes en casos alarmantes resulta que no son necesariamente corruptos sino amenazados.
La fiscal general tiene el mérito de mostrarnos a través de los chats que se publican la profundidad del problema ecuatoriano.
Técnicamente los chats no son sinónimo de condena judicial, pero aportan valiosa información para investigación.
¿Nos toca quedarnos en la lamentación? Mil veces no. Debemos resurgir como sociedad. Los ciudadanos debemos luchar por forjarnos un camino que nos lleve a la prosperidad con ética, educándonos cada vez más, profundizando el civismo en escuelas y colegios, cultivando la autoestima en nuestros niños y jóvenes en el hogar y en los centros de estudio. Debemos darle importancia a la espiritualidad, por cursi que parezca.
Al Estado le corresponde cumplir su papel de garantizar nuestros derechos y permitirnos vivir en paz.
Siempre es tiempo de volver a surgir, de reencauzar los caminos. Hay que representar en todos los espacios que sí vale la pena ser honrados. El éxito no consiste en el lujo. El éxito tiene muchas manifestaciones, entre ellas: la consecuencia con los valores y la lucha decente por surgir. Estoy convencido. (O)